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T A E H Y U N G

Nos subieron a los siete en la parte trasera de una camioneta, mientras que Lu y Tobias iban adelante manejando. La tensión se sentía a flor de piel, al igual que los nervios. Suspiré y revisé la hora en mi reloj, y solo faltaban treinta minutos para que todo acabase. Miré a los chicos y estaban más inquietos de lo normal, se aferraban a sus armas en espera de lo peor.

Luego de unos minutos el auto frenó y todos nos miramos confundidos. Lu tocó el vidrio que nos dividía y nos hizo un gesto para que guardaramos silencio y nos escondieramos.

L U

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—¿Estás segura de esto? —preguntó Tobias.

—Por supuesto que no —susurré—. Tu solo maneja tranquilamente, este barrio es muy peligroso y puede pasar cualquier cosa.

—¿Y si me estacionó bajo un puente? —preguntó.

—Eso sería suicido y lo sabes —volví a susurrar mientras miraba a los lados.

Tobias siguió manejando por varias calles, hasta que llegamos cerca del centro de Manhattan. Suspiré y seguimos avanzando, revisé y la hora y quedaban veinte minutos; así que nos detuvimos cerca de unos edificios abandonados y nos bajamos para quedarnos ahí. Nos adentramos en el edificio con nuestras armas en mano y pendientes de cualquier movimiento.

Llegamos hasta la segunda planta, y nos escodimos detrás de unos muebles viejos, nos quedamos en total silencio a la espera de algún movimiento por parte de algún idiota. Mis nervios crecían a cada segundo y yo me aferraba a mi arma y la idea de que todo terminaría pronto.

Tobias se asomó por un lado de la pared y se escuchaban las pisadas cerca al lugar donde estábamos, luego nos miró y susurró.

—Son nueve personas... todos debemos trabajar juntos... disparen a las piernas y luego con el cuchillo hacia el cuello... ¿entendido? —todos asentimos.

Las personas entraron a la sala y salió Tobias para abrir fuego, luego le seguimos nosotros e iniciamos un tiroteo, y afortunadamente llevábamos la ventaja y en cuestión de segundos ya habían caído heridos, salimos de nuestros lugares y nos aseguramos de que estuviesen muertos, algunos solo les cortaban el cuello y otros los apuñalaban. Supongo que los chicos solo soltaban su estrés y miedo acumulado durante toda la noche.

Yo estaba a punto de apuñalar a uno de ellos cuando me fije en su uniforme, eran iguales a los que llevaban los hombres que asesinaron a mi familia. Quedé atrapada en un trance, mientras que miles de recuerdos atacaban mi cabeza, y cuando menos lo esperé... sentí como una bala atravesaba mi abdomen, Jin reaccionó rápido y le disparó en la cabeza al señor. Luego alguien me tomó entre sus brazos y yo empecé a llorar mientras susurraba algunas cosas, claramente ya estaba delirando.

—Ellos son... ellos mataron a... mamá... papá y Joy —comencé a toser sangre—. Debo ir con ellos... me... esperan. 

Sentí como acariciaban mi cabello, así que levanté mi vista y me topé con los ojos de Hoseok, me sonrió cálidamente y me apegó a su pecho. También estaban los chicos alrededor de mí, Jungkook sostenía mi mano mientras Tobias mantenía la presión sobre mi herida.

—Ya todo terminó Lu... ya puedes estar tranquila... puedes —soltó un sollozo—, puedes descansar en paz pequeña... lo hiciste muy bien.

—Yo... —no pude terminar de hablar porque la alarma comenzó a resonar por toda la ciudad.

Solté un suspiro de alivio, y cuando el ruido terminó, todos volvieron su vista a mí.

—Gracias —susurré.

—Gracias a ti por salvarnos —habló Namjoon entre lágrimas—. Siempre te llevaremos con nosotros.

Sonreí por última vez y luego todo se volvió negro y sentí como soltaba la mano de Jungkook.

— ¿Fin? —

— ¿Fin? —

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LA PURGA • BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora