III

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Estaba feliz. 

No podía creer que realmente consiguiese su número, ¡y que me respondiera! Incluso en medio de clases, si Félix me mandaba un mensaje respondía de inmediato. 

Los días se volvieron semanas, y las semanas finalmente un mes. Puede que haya sido apresurado, pero la emoción en mi cuerpo, la chispa que recorría cada vez que hablaba, veía o tocaba a Félix era... incomparable. 

Por fin había decidido dar un paso más para acercarme a Félix; y él me había aceptado.

Sentí como si la gravedad no existiera, como si fuese capaz de volar por el vasto cielo azul sin restricciones, hasta llegar a las esponjosas nubes y ocuparlas de trampolín; Félix era mi sol, sin duda alguna. 

— ¡Changbin!

Apenas lo vi en la facultad, me tiré a él como nunca. Menos mal no recibí un codazo de la sorpresa. 

— ¿Qu--? ¿Hyunjin-ah? —abrió enorme sus ojos—, nooo, no puedes ser tú. ¡Jinnie nunca me abrazaría así!

—Pff, no es un abrazo. 

De todas formas me alejé.

—Entonces... ¿A qué se debió el cariño de mi príncipe favorito? —ignoró Seo, logrando que rodara mis ojos. 

—Adivina. 

— ¿Encontraste la forma de aprobar sin venir a clases?

—No.

— ¿Kkami se duplicó?

— ¡No! ¡Sé serio! —aunque esa no era una mala idea. 

—No me pidas tanto, Jinnie, ni siquiera me diste una pista —Oh, claro, lo olvidé. 

—Se trata de Félix. 

Inesperadamente, se tensó, expectante y con algo de duda. 

— ¿Ustedes están...?

Aun así, lo ignoré en mi emoción — ¡Saliendo!




—Todavía no puedo creer que hayan terminado.

...

—Con lo emocionado que me habías contado que estaban juntos. 

Lo sé. 

—Aún no entiendo qué pasó. 

—Yo tampoco, ¿okey? —bufé—, yo tampoco. 

Chan a veces podía ser un poquito denso, punzando la herida de más sin intención.

—Okeeey, no te me pongas bravo —bromeó él, relajando el ambiente. 

—Perdón, es que... —suspiré, peinando mi cabello hacia atrás—, es estresante. Pienso en ello y lo único a lo que llego es que soy un idiota. 

Sentí su mirada paternal encima mío, esa que te decía, aún si no querías, que todo estará bien. 

—Hyunjin... no eres un idiota —arrugué la nariz cuando pasó su brazo por mi hombro—, sólo no conoces bien el amor y no sabes cómo comportarte—sonrió.

— ¿Cómo se supone que aprenda si arruiné mi única experiencia?

—Perseverando. —Lo hace sonar tan fácil.

—Já. 

—Sssh —levantó su mano—, sé que suena cliché, pero Félix aún te gusta, ¿no? 

Asentí.

—Y realmente no es como que le hayas sido infiel, ¿o sí?

— ¡No! Dios, claro que no. Soy un idiota, no un infiel. 

—Hyunjin —me reprendió, logrando que una escalofrío pasara por mi columna—, un no era suficiente. 

—Bueno, no. 

—En ese caso, ¿has visto que esté con otra persona?

Negué lentamente. En realidad él no era muy activo en las redes sociales, y las pocos fotos que subía eran más... artísticas

—Entonces no veo problema de que intentes arreglar tu error. 

De repente sentí su palma sobre mi cabeza, como si me estuviera dando ánimo.

—No te eches a morir, este no es el final. 

Ex › 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐥𝐢𝐱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora