Capítulo 10: La Llamada

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Luego de cantarle "cumpleaños feliz" a mi abuela y que mi abuelo, infantilmente, le hundiera la cabeza en el carísimo pastel mandado a hacer, era hora de que mi abuelo le diera su regalo.

Él siempre le regalaba alguna joya de diseño único o algún pasaje para un viaje o evento. Le gustaba que todos supieran que era capaz de comprar una estrella si se trataba de su esposa.

El último año habían ido a Brasil para el carnaval y el año anterior le había regalado unos pendientes con incrustaciones de taaffeite, una piedra preciosa muy extraña y, por lo tanto, cara.

Esa vez era un collar de incrustaciones de diamante rojo.

—¿Cuánto crees que cueste esa cosa? —me preguntó Alex en susurro.

—Miles de dólares, eso dalo por hecho.

[...]

Alexander

Era obvio que todos en esa fiesta estaban maravillados con el collar ostentoso mandado a hacer por el mismo Bernard Roche, pero yo solo podía preguntarme dos cosas: "¿Cómo salías a la calle con eso?" y "¿no le pesará el cuello al ponérselo?".

Era un poco incómodo para mí estar en esa fiesta. Los temas que oía que hablaban no eran de mi interés y me hacían sentir algo extraño. Todos hablaban de sus nuevos emprendimientos o de su triunfo en el que fuera su trabajo y por supuesto, hablaban de sus viajes a partes del mundo que yo con suerte había visitado en Google Earth.

Me sorprendía lo distinto que parecía ser el mundo para ellos. En mi familia se habla de deportes vulgares como el futbol, de la pelea callejera que hubo a las cuatro de la mañana en la esquina o de quien pudo haber dejado embarazada a la vecina de dieciséis años.

De pronto, vi que un grupo de chicas de la edad de Ally se nos acercaron.

—Hola, Ally —saludó una rubia alta. Parecía una modelo.

—Ah... —Allison me miró—. Ellas son mis primas. La alta es Katherine, su versión pequeña es Jocelyn y la otra es Mía.

La tal Jocelyn miró a Ally con enojo, pero ella no le dio importancia.

—Un gusto —dije, amablemente.

—Igual... —dijo Katherine, aunque estaba seguro de que no lo decía en serio.

—Tengo una pregunta —dijo Mía, de pronto—. ¿En serio son novios?

Ally emitió un quejido de agotamiento.

—¿Por qué no lo seríamos?

—Quizás porque se ve una relación tan falsa... ni siquiera los he visto besarse —Mía se cruzó de brazos con una sonrisa divertida.

—¿Quieres que nos besemos frente a ti? —preguntó horrorizada Allison—. ¿No te parece morboso?

—Es solo un beso y sin legua... no te estoy pidiendo un video pornográfico.

Allison pareció convencida, lo que me indicó que nos besaríamos.

Yo no estaba preparado mentalmente para eso y antes de que pudiera hacerlo, Ally me agarró con sus dos manos y me atrajo hacia ella para pegar sus labios a los míos.

Traté de parecer lo más natural posible, como si eso fuera algo que hiciéramos comúnmente.

«Imagina que es Carol. Imagina que es Carol...».

El beso sólo duró unos segundos y no se sintió nada particular. Solo había sentido los suaves labios de una chica moverse un poco sobre los míos, era como los besos que alguna vez había dado jugando a girar la botella en alguna fiesta.

¿Matrimonio? [Compromisos #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora