Capítulo 14: Improvisto

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Recién había comenzado el año y había comenzado con toda la potencia.

Estábamos en una reunión familiar, ya que las acciones de la empresa habían subido después de que nuestra mayor competencia del momento en el país promocionara una crema que producía alergias.

—La demanda de nuestras cremas se ha disparado debido a que en esta época muchas personas sufren de resequedad en las manos e incluso tiene grietas —expliqué—. Ya que todas las cremas de nuestra competencia acaban de ganar mala fama, la mayoría de las personas están comprando nuestra marca, en especial en el norte del país donde hace más frio que aquí. Además, debido a las pasadas fiestas, bajamos los precios un veinte por ciento y la gente está comprando más de una a la vez.

—Debido a lo que dijo Allison, tendremos que subir la oferta de las cremas hidratantes... El nuevo comercial ya está siendo transmitido en la televisión e Internet y esperamos que la venta suba en un veinte por ciento respecto al año anterior en este mes —explicó mi abuelo—. Necesito los planes para una mejora de tecnología y la distribución, así que estaremos muy ocupados este mes.

Todos en la familia tenían puestos importantes en la empresa. Max era el gerente en tecnología de la información, Dave gerente financiero, Mía gerente de servicios administrativos, Katherine gerente comercial y Jocelyn gerente de operaciones. Además, el hermano de mi padre era el gerente de recursos humanos.

Mi abuela y las esposas de mis tíos eran parte del equipo directivo, tal como mi madre lo había sido antes de perder la cordura.

Técnicamente la empresa estaba completamente controlada por los Roche.

Después de que mi abuelo diera las instrucciones, todos fuimos a nuestros departamentos para dar las instrucciones a los distintos equipos.

Luego de una reunión con mi departamento, me encerré en mi oficina y comencé a revisar algunas de las ideas para incrementar las ventas.

Después de que empezará a fingir mi relación con Alex, había comenzado a trabajar de verdad.

No había ningún día que llegara tarde, ninguno que me fuera más temprano del horario establecido o alguno en que durmiera una siesta en mi oficina. Había días en los que almorzaba en la oficina para poder seguir trabajando y otros en los me llevaba algunos papeles a casa.

Ese día me quedé hasta después de las siete revisando algunas cosas y ayudando a los demás en mi equipo.

Cuando terminé, ya estaba completamente agotada. Lamentablemente había quedado de ver a Alexander en un restaurante y por la hora, suponía que llegaría unos minutos tarde. Podía jurar que cuando llegara a casa y tocara mi cama, caería dormida profundamente.

Cuando bajé al estacionamiento subterráneo, subí a mi auto y comencé a conducir hacia el restaurante.

Las calles a esa hora y en esa época solían estar vacías, pues las temperaturas eran muy bajas y la calle resbalosa.

De pronto, cuando me detuve en un semáforo, una camioneta negra salió de la nada y se puso delante de mi auto bruscamente.

«Maldición...».

Estaba preparada mentalmente para tener que entregar el auto y las llaves sin ninguna resistencia, pero aun así me puse nerviosa cuando vi a dos hombres armados y con las caras cubiertas bajar de la parte trasera del vehículo.

Cuando uno abrió la puerta de mi auto bruscamente y me hizo bajar, apuntando la pistola en mi cabeza, noté que no querían el auto.

—¡Camina!

¿Matrimonio? [Compromisos #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora