Alexander
Cuando vi el mensaje de Allison en el receso, me alegré mucho. Era bueno saber que esos delincuentes habían recibido lo que merecían luego de hacerle pasar ese pésimo momento.
Los lunes no eran mi día favorito, aunque suponía que el de nadie, pero yo no solo debía hacer clases como todos los días, sino que debía hacer clases todo el día sin descansar más que en los cortos recesos.
El lunes era el único día de la semana en que tenía clases en todos los horarios, pero la ventaja era que el resto de la semana podía relajarme un poco más y esperar con anhelo la llegada del fin de semana. Así era la vida de los profesores luego de su primera semana de trabajo, vivíamos esperando el fin de semana y las vacaciones.
Iba caminando por el pasillo de la escuela hacia la sala de maestros, cuando un grupo de niñas me detuvo.
—Profesor, su novia ganó el juicio —dijo una, muy emocionada.
—Sí, así supe.
Rápidamente las rodeé con una sonrisa algo incomoda y seguí mi camino.
El problema de ser un profesor de menos de treinta que trabajaba con adolescentes o preadolescentes, era que muchas niñas parecían tener algún tipo de enamoramiento.
No lo decía solo por mí, yo no era el único que debía lidiar con los ojitos, regalos y sonrisas de las niñas.
El maestro más joven en ese momento, uno de historia, no podía estar en la sala de maestros un segundo sin que llegara un grupo de chicas a preguntarle algo solo para verlo y hablarle.
Por su puesto, eso también pasaba con las maestras jóvenes, pero los hombres no eran tan... caballeros.
El estereotipo de que los hombres adolescentes se la pasaban pensando en sexo, no era ninguna mentira, incluso alguien tan decente como yo había tenido una época en su vida en la que debía tener un rollo de papel higiénico en su cuarto constantemente.
Los hombres adolescentes, en vez de querer llamar la atención con miradas dulces, regalos y sonrisas, simplemente acechaban desde la lejanía y comentaban cosas entre ellos. Lo que ellos sufrían, más que un enamoramiento, se llamaba calentura. Una vez había llevado a detención a un grupo de tres chicos cuando los oí hablar del trasero de una de mis colegas. Por suerte, yo jamás había hablado así de una mujer, ni siquiera las miraba con detenimiento, era demasiado tímido para eso.
Cuando por fin llegué a la sala de maestros, un silencio se instaló. Era obvio que estaban hablando de mí.
—¿Qué pasó? —pregunté, yendo a mi puesto para sentarme.
—Tú novia ganó el juicio, debes estar feliz —dijo una maestra.
—Lo estoy.
—Oye... —miré a quien me habló—. ¿Y te piensas casar con ella?
—Tal vez... no lo he pensado —mentí.
Noté que todos pusieron distintas expresiones, pero la que más abundaba era la de recelo.
Claro, todos creían que yo salía con Allison Roche porque era una joven adinerada y con una herencia impresionante... y sí, era verdad, pero yo no había sido el de la idea.
En la falsa relación que teníamos, yo era el que quedaba como un interesado porque... ¿Qué podría querer Ally de un maestro de secundaria que no tenía donde caer muerto? Para explicarlo, tendría que mostrarles una copia del testamento de Bernard Roche y entonces, tendría más sentido el que Ally saliera conmigo.
Luego del terminar el día más pesado de mi semana, decidí ir al subterráneo para ir al gimnasio. A veces me aburría de tener que llamar a una persona para que me recogiera y me llevara a todas partes como si no tuviera pies, por lo que tomaba el subterráneo de todas maneras.
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¿Matrimonio? [Compromisos #1]
ChickLitLibro 1 de la bilogía 'Compromisos'. Allison es una joven irresponsable, inmadura y sin interés de encontrar el amor. El abuelo de Allison es el dueño y presidente de una gran empresa de cosméticos y al ver que su nieta no esta cumpliendo con su tr...