Final Verdadero (ATDTC)

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"Según Sigmund Freud, el psíquico humano está compuesto de tres partes:

el Ello, el Yo y el Superyo

Mientras que el primero se basa en el placer inmediato y el tercero en el cumplimiento de las reglas morales, el segundo es el balance entre ambos

Pero, como todo en la vida, a veces la balanza comienza a tender cada vez más hacia un lado, logrando así el quiebre del equilibrio"

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- …Ah no...No otra vez...

- Me temo que sí, De La Cruz

- …Hamada…

- Te recomiendo no gritar, o te dispararé, ya no te necesito con vida después de todo

- …¿Dónde estamos?...

- En un hotel

- ...Tienes un fetiche muy extraño por atarme a sillas, ¿no lo crees, chino de mierda?

- Más que fetiche, es necesidad

- Sí, cómo no…Si sabes que, cuando Miguel despierte y se entere que yo no estoy, sabrá que algo pasó, no?

- Calma que ya tengo un plan para eso…

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Bonus:

*La mañana siguiente*

Hacía tiempo que el latino no tenía esta clase de despertares. Aquellos tan pacíficos y tranquilos que le decían que no tiene nada de que preocuparse, ya que todo en este día va estar bien. Realmente extrañó despertar de esa manera los últimos días

- Hola wey, ¿ya estás despierto? - dijo sonriente el castaño, frotándose sus ojos como de costumbre, solo para llevarse la desagradable sorpresa de que no había nadie en esa cama vacía - ¿Marco? 

Sin siquiera desayunar ni sacarse el pijama, el Rivera se levanta de aquel cómodo colchón y se dedica a buscar a su hermano por todo el lugar desesperado. Revisa tanto en la cocina como el baño, pero no encuentra señal alguna de De La Cruz

- ¿A dónde se habrá ido? - pregunta bastante confundido, rascando su cabeza hasta que una idea surge dentro de ella, logrando así que su morena piel se vuelva blanca del miedo - ¡NO SERÁ QUE- 

Sin embargo, el toque de una puerta lo interrumpe y le permite a su alma volver a su estado original

- ¡Chingada la madre que te voy a partir wey! ¡Casi me muero del sus- pero se detiene al abrir la puerta y notar que quien está ahí parado no es su compañero de habitación

- Buenos días, mi canelita - saluda el nipón sonriente a su pareja

- Jeje buenos días, chino - responde el mexicano avergonzado debido al grito que le dió sin razón, solo para después sacar su cabeza fuera del marco de la puerta para mirar los pasillos - Por cierto, ¿viste a Marco? Desperté y no lo encuentro por ningún lado

- Eso venía a contarte - contesta el contrario, ingresando al departamento como si fuera el suyo y sentándose sobre la cama del menor - Ocurre que vino a mi casa muy temprano por la mañana y me pidió de mala gana que lo ayudara a buscar a Kyle - comenta lo último rodando sus ojos

A través de tu cámara (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora