Sorpresa

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- ¿Cómo tú? - Creo que estoy un poco borracha.

- Si. - Me sonrió y se acercó poco a poco a mi.

- Tommy. - Borracha, pero consciente. 

- ¿Si, princesa? - Me acarició la mejilla ¿Princesa? ¿Realmente acaba de llamarme princesa? 

- Yo no... - Mi celular vibró en mi bolsillo, lo saqué y vi el contacto.

Es Tiago.

- Debo contestar ¿Me das un minuto? - Asintió con una bonita sonrisa adornándole la cara.

Me puse de pie con algo de dificultad, el suelo parecía estar moviéndose de lado a lado de repente. 

- ¿Tiago? - Contesté.

- Hola. - Dijo, con su característica voz ronca y grave que a mi me fascinaba.

- Tiago. - Sonreí. - ¿Cómo estás? - Buscaba un lugar para poder escucharlo sin tanto ruido.

- Bastante cansado, pero muy bien, ¿Qué hay de ti, bonita?

- Pues... - Vamos, piensa una excusa. - Estoy... - No, no me falles cerebro alcoholizado, no ahora. Al fin encontré el baño y me metí, cerré la puerta con llave.

- Por la música que escucho me supongo que debes estar en una fiesta. - El tono de su voz cambió totalmente, no se le escuchaba muy feliz.

- Es por eso que tienes un excelente oído y yo no. - Intenté bromear para aliviar la situación, aunque sabía que no serviría de mucho.

- Si, que bueno que volver a la Secundaria es una mejor opción que trabajar por tus sueños estando en el medio y aprendiendo de él. - Mencionó con todo el sarcasmo que pudo utilizar.

- Hey, ¿Qué estás diciendo? - Lo peor es que no podía molestarme, tenía toda la razón.

- Nada. - Suspiró. - Te llamaré luego, diviértete.

- Tiago, pero yo no...

Colgó.

Alto ahí. Basta. No llores, no llores, no llores, detente, piensa. 

La mirada que me devolvió la persona en el espejo casi hace que me derrumbara por completo, para mi suerte, alguien intentó abrir la puerta y no me dejó continuar con el drama que estaba a punto de hacer

- Ocupado. - Grité desde adentro, tocaron con algo más de fuerza.

No es ni el momento ni el lugar para hacer esto. Me miré una última vez en el espejo y me apresuré a limpiar las lágrimas que habían brotado de mis ojos, con cuidado de no dañarme el maquillaje.

Abrí la puerta y me encontré con una pareja que se besaba con una pasión y unas ganas que me hicieron temblar entera con algo de calor en el cuerpo. Cuando pude ver quiénes eran, la borrachera se me fue al suelo. Era Andy, estaba con una de las invitadas, con una de sus manos en el trasero de la rubia y un condón en la otra. Me miró, desafiante.

No dije nada y pasé rápidamente de largo para llegar a la sala, dónde ya quedaban pocas personas a flote, algunos invitados, Jess y Mason estaban comiéndose la cara, y Tommy estaba a punto de dormirse sentado en el sillón.

- Hola. - Sonrió.

- Hola, princesa. - Volvía a estar animado. - Te propongo algo. - Levantó sus cejas mientras tomaba mi mano.

- ¿Qué cosa? - Reí.

- Aún sobra una botella de Jagger que encontré, ¿La matamos? - Reí.

- Si, claro que si. - La sonrisa se le hizo más amplia y se levantó con ímpetu, tomándome nuevamente de la mano.

La Mujer del Destino [Andy Biersack y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora