Revelación

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¿Estoy siendo malagradecida? ¿Y si Tiago tiene razón y estoy perdiendo mi tiempo?

Sacudí la cabeza y me acerqué a la mesa de la cocina, tomé un tenedor y con él me llevé un poco de papa con queso a la boca.

¡Dios mío! El sabroso bocado se derritió lentamente en mi boca como si fuera mantequilla sobre una sartén. Las papilas gustativas me cosquillearon de placer y tuve que hacer un esfuerzo por no gemir ante tal deleite.

Santiago si que sabe cocinar.

Suspiré y me senté. La verdad es que jamás en la vida había conocido a alguien tan talentoso como Tiago, todo lo que toca adopta un aire mágico y no logro entender porque. Es obvio que tiene un ángel especial para hacer todo lo que hace y darle ese manto característico suyo que reconoces de inmediato.

¿Me pregunto si alguna vez podré ser tan buena como él? Suspiré.

Aunque me encantaría correr a su lado y volver a mi vida normal, no puedo renunciar ahora. Tiago se tomó muchas molestias para que yo pudiera estar aquí; la casa, el auto, el colegio, absolutamente todo para que yo estuviera tranquila y cómoda. Además ya empecé con el plan, las clases ya comenzaron y no hay vuelta atrás.

Suspiré.

Un ruido me sacó de mis pensamientos, era mi celular, lo saqué de mi bolsillo. El contacto le señalaba como Jess.

- ¿Hola? - Contesté.

- ¡Holaaaaaaa! - Gritó, tuve que alejarme el celular de la oreja o esta demente me habría dejado sorda. Me reí. - ¿Estás lista?

- Todavía no es hora. - Sonreí. - Además, a penas estoy almorzando.

- Pues termina pronto, recuerda que quedamos en arreglarnos juntas para la fiesta. - Maldición, lo había olvidado.

- Claro, si. Termino aquí, envíame la dirección, ¿Si?

- Ahora mismo, bye. - Colgó.

Me pasé la mano por la frente. Después de lo que pasó con Tiago no tengo ánimos de ir a una fiesta, pero ya me comprometí. Suspiré y cerré los ojos, tomé un mechón de mi cabello y empecé a jugar con él.

Y es que, no tengo ningún tipo de experiencia en fiestas. A todas las que he asistido fueron siempre de negocios, o bien, de estrenos de galerías o fiestas de artistas, más adelante del debut de Santiago como Cineasta. En estas fiestas lo único que importa es que todo el mundo luzca lo mejor posible y proyectar el trabajo que desempeña, quizá hacer nuevas conexiones o estrategias para ser más visibles en la industria.

Me froté el rostro con ambas manos y decidí concentrarme en lo que tenía que hacer o terminaría por golpearme voluntariamente contra la mesa. Terminé de comer y fui a mi habitación, entré al armario y empecé a buscar opciones para usar ¿Debía lucir arreglada o debía lucir casual?

Mierda.

Me senté en el piso mientras me miraba en el espejo y combinaba en mi cabeza cada prenda que veía con un posible peinado y maquillaje que de seguro no terminaría usando.

¿Una falda?

No.

¿Qué tal esa blusa?

No, creo que no.

¿Y esos jeans?

Tampoco.

¿Y qué si...?

Me harté.

Como no tengo ni idea de que rayos usar, simplemente tomé algo cómodo. Elegí un top de color negro y sin mangas, un jean del mismo color hasta la cadera y una camisa negra a cuadros que me quedaba bastante holgada. Me puse unas Vans y listo.

La Mujer del Destino [Andy Biersack y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora