Las partidas de "desconfío" y las tardes de los martes, miércoles y jueves eran esperadas impacientemente por Alan, quien ahora era todo un experto no solo en las cartas, sino en la generala. Incontables veces había perdido pero, si bien las derrotas eran muchas, las victorias las superaban en número.
Un jueves, en medio de una partida de "desconfío", Perla empezó, de la nada, a hablar sobre Natalia.
-Tal vez se casó...- supuso la anciana mujer, mientras agregaba una carta a ya el gran cúmulo de cartas del centro-...o tienen novio. Todavía es joven.
Alan estaba en silencio, escuchando, eligiendo y poniendo en el centro un siete de trébol cuando el juego pedía cartas de corazones.
-Soy una madre terrible. No le di nunca todo el cariño que se merecía. No estuve con ella en el momento en el que más necesitaba de una madre...-Perla puso un dos de corazones.
-Estas equivocada. Fue ella la que no actuó como una hija. Si bien ella necesitaba una madre, le diste lo que necesitaba pero Natalia no te dió lo que necesitabas vos: un hombro donde llorar.-Alan puso, esta vez, un ocho de corazones.
-A veces, la extraño muchísimo. Hasta tal punto que lloro sobre las fotos de su cumpleaños de quince.- Perla puso un cuatro de rombos.
-Desconfío- dijo Alan y dió vuelta la carta de su abuela, encontrando la carta que no correspondía al palo pedido.
-¡¿Qué motivos tenía para quitarse la vida?!- estalló Perla en llanto al recordar a Antonio- ¡¿Por qué me dejó con dos niños y mi incapacidad de hacer algo bien?! Apenas pude criarlos. No les di todo lo que merecían y ahora tanto Natalia como Damián me odian.
-Abuela, sos una de las personas que dió su corazón y no recibió nada. La humanidad ya no agradece a aquellos que se mortifican para conseguir algo sin éxito, sino a los que consiguen hacer las cosas con el menor esfuerzo posible ¿Es injusto? Sí, pero así es la sociedad. Cuando murió Antonio, ¿te quedaste de brazos cruzados? No, seguiste adelante. Si las cosas salieron como salieron por más que trataste de evitarlas no es tu culpa, sino de los que ni siquiera intentaron cooperar: Damián y Natalia. Si son unos desagradecidos no es tu culpa.
Por fin, Perla se tranquilizó.
-Sos igual a él.- dijo cariñosamente- Antonio siempre me animaba.
A Alan estas palabras le llegaron desprevenido.
-No te vayas, por favor. Sos mi único consuelo.
-No me voy a ir a ningún lado- dijo Alan abrazando a su abuela.
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Esa noche, Alan se encerró en su habitación a escuchar música mientras una catarata de pensamientos inundaba su mente, dristrayéndolo.
"Sos igual a él."
Las palabras resonaban en su mente como el sonido de un bong en un gimnasio.
No sabía que quería decir su abuela con eso y luego de meditarlo por horas, dejó que el cansancio se apoderara de su cuerpo.
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-Pi pi pi- dijo el despertador de Alan.
Malhumorado por el hecho de que se quedó hasta más tarde a lo que su cuerpo estaba acostumbrado, se levantó y se puso el uniforme. Ese día sentía que el pantalón estaba más apretado de lo usual y que sus zapatos eran duros como la piedra.
Mientras bajaba la escalera, escuchó la voz de su madre:
-Alan, sacá la basura.-dijo imperativamente.
Alan, sin dirigirle la mirada y sin decir una palabra, agarró el par de bolsas de restos que había en el patio y los llevó hacia el canasto que daba a la calle, para que la municipalidad se encargara de ellos.
Acababa de dejar las bolsas en su sitio cuando miró hacia la casa de Lucy y vió lo que ocurría: Néstor miraba y levantaba su mano hacia un lugar en el suelo hasta que de repente, su mano se descargó con furia sobre el lugar a donde había estado mirando. Luego, pronunció unas palabras y se fue de la habitación. Luego de unos segundos, una silueta de rubios cabellos se levanta del suelo, aturdida y con una expresión que reflejaba una tristeza profunda, pero sin lágrimas.
Era Lucy.
Perdón por estar un poco desaparecida pero es que la inspiración no tocaba a mi puerta.
Espero que les esté gustando y que sigan la historia hasta el final. Creo que en total va a tener 10 u 11 capítulos.
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¿Estoy solo?
AléatoireAlan es un chico solitario y cerrado que convive con su dolor día a día. A pesar de ser increíblemente intelingente, no tiene amigos que lo acompañen o ayuden a enfrentar su sufrimiento. Pero un día, Alan empezará a experimentar por una vez en su v...