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Amelia se había despertado más energica que en días pasados y es que con la noticia de que su amigo llegaría esa misma tarde, no podía quedarse quieta.

Si bien los últimos días había sufrido por el dolor de cabeza, esa mañana parecía como nueva, aunque, todavía sentía  como si la cabeza le  pesara cien kilos, pero no quería darle más importancía de la que se merecía.

Pasó toda la mañana dando indicaciones junto a su mamá, pues habían empezado con la decoración del jardín, para la fiesta de aniversario de sus padres. Ya solo faltaban cuatro días para el evento y Lia cada vez estaba más emocionada.

Esperaba con ansias la llegada de Sam, ya que, por fin tendría a sus dos mejores amigos con ella, y lo mejor de todo, es que sabía que se llevarían muy bien.

-Pero mira nada más, Cristian, cariño, cuanto has crecido.

-Señora De  La Rosa- regresó el saludo, dandole un breve abrazo.

-Virginia, cariño.- reprochó la madre de Lia.

- ¿Cristian?- Lia no salía se su asombro, él estaba muy cambiado, ya no era para nada ese chico gordito que ella recordaba, incluso estaba mucho más alto que la última vez que lo había visto, hacía dos años.

-Hola Amy- dijo Cris, llamandola por  el mote cariñoso que utilizaba cuando eran niños.

Los dos se unieron en un abrazo cariñoso, tardando varios segundos en separarse.

- Ejem...- Alex quien se había quedado atrás, llamó la stención de los amigos - hola me llamo Alex.

Lia no tardó en abrazarlo con el mismo entusiasmo que abrazo a su amigo de la infancia.

- Lo se, se quién eres, me da mucho gusto conocerte por fin.

-A mí rambién, Este cabezota no paraba de decirme lo grandiosa que eres.

Lia se sonrojó, no sabía como reaccionar, ella realmente no esperaba encontrarse con su amigo y ver lo cambiado que estaba.

Y lo que menos esperaba, era que su cuerpo reaccionara de esa manera, pues parecía como si  hubiera despertado de un sueño.

-¿ Y tu amiga? Creí que dijiste que estaría aquí.

- Samy, oh sí, ella llega el sabado a más tardar.

Cris se tensó al escuchar el nombre, aunque el creía que era imposible que hablara de la misma persona de la que él se estaba enamorando.

La tarde la pasaron entre risas de anecdotas graciosas, contado experiencias vividas, que, si bien los dos mantenían contacto, no ahondaban mucho en los temas, solo se contaban lo esencial.

Paso igual con los siguientes días, conoció un poco más a Alex, y ralmente le caía bien, era un chico divertido y extrovertido, que había ganado rápidamente el cariño de la familia De La Rosa.

El sabado llegó y con el la  emoción por la llegada de Samanta, que sería a medio día.

Mas sin embargo Lia se sorprendió al recibir una llamada de Sam, cuando se suponía que ya debía de estar en el avión.

-¿Sam?

-Lia, lo siento lucho, yo... mi mamá.

-Ey, ¿que pasa?

Lia escucho como Sam trataba de calmarse  al otro lado de la linea.

-Lo siento, Lia, mi mamá se puso mal, esta internada en este momento, cambie el boleto del avión para poder ir a verla, pero te lo voy a pagar, yo solo...- suspiro, taratando de recuperar el aire-. Lo siento mucho, pero, no voy a poder ir a la fiesta de tus padres.

Entre La Amistad Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora