Kagome se puso los pendientes, el vestido que había elegido era de color champán de seda, con abalorios en la parte de arriba, y tirantes. Le llegaba hasta los pies en graciosos pliegues. Llevaba además un chal a juego, lo que le daba un toque elegante, y obligados zapatos de tacón de aguja. Tenía el pelo recogido, con algunos mechones al descuido que le hacía ver muy bien, y su maquillaje para resaltar sus ojos, zafiros.
Su nerviosismo no tenía nada que ver con su inseguridad o su falta de autoestima, tampoco tenía que ver con la perspectiva de compartir mesa con Koga Wolf y su hijo. La persona que recaudaba fondos era muy importante, así que la lista de invitados sería impresionante, pensó ella, pero no estaba nerviosa por el evento en sí ni por la personalidad de los invitados, reflexionó. Sólo por un invitado, con quien tenía que compartir mesa y con quien se esperaba que ella conversara cortésmente durante la noche.
Kagome respiró profundamente, luego agarró su bolso de noche y caminó hacia el salón. Sesshomaru estaba de pie en el salón, esperándola. Se dio la vuelta al oír sus pasos y ella se quedó helada al verlo, con aquel traje impecable y el poder que emanaba de él.
–¡Estás hermosa! –dijo Sesshomaru.
Ella sonrió mientras inclinaba levemente la cabeza.
–Gracias.
«Actúa», se decía.
Realmente no era difícil, con sonreír mucho y reírse ocasionalmente bastaba.
–Creo que deberíamos llegar por separado al salón del hotel –dijo Kagome, practicando la sonrisa.
–¿Por qué?
–Tú eres el cliente al que hay que agasajar –dijo ella solemnemente
–Yo soy parte de la empresa.
–¿Y qué?
Kagome frunció el ceño.
–Si aparecemos juntos, puede dar una impresión equivocada.
Sesshomaru se acercó a ella.
–¿Y eso sería algo malo?
Ella provocaba reacciones en él que ninguna otra mujer lograba provocar, pensó Sesshomaru. Ella era su vida, su luz, todo. Si pudiera volver en el tiempo... Él había pensado que lo que habían compartido sería lo suficientemente fuerte como para aguantar cualquier interferencia. Había sobreestimado el daño que podía hacer la maliciosa intervención de Sara. Y no había contado con la posibilidad de que a Kagome se le ocurriese abandonarlo.
–Estoy segura, que, por los intereses de Wolf, Everton, Shell y Asociados, es mejor que el personal tenga una relación estrictamente profesional con los clientes.
Sesshomaru sonrió levemente.
–Supongo que será una excepción que el cliente y el miembro del personal estén casados, ¿no?
–Estamos separados, voy a pedir el divorcio.
Sesshomaru alzó una mano y le acarició la mejilla.
–¡Qué drástico! –le dijo.
Él deseaba, necesitaba hacerle el amor hasta que se le borrasen todas las dudas. Pero la confianza necesitaba tiempo para ser reparada. Y él tenía todo el tiempo del mundo. Sesshomaru quitó la mano y agarró las llaves del coche.
–Voy a llevar mi coche –dijo ella.
–Si prefieres que sea así...
–Tú puedes llevar el tuyo.
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Esposo Infiel
RomanceElla no sabía que Sesshomaru quería algo más que un trato de negocios... Doce meses antes su matrimonio era perfecto... Entonces Sesshomaru Taisho volvió a casa y descubrió que su mujer se había marchado. Ahora Sesshomaru quería recuperar a Kagome y...