Capitulo 1 : Reencuentro No Deseado

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Kagome apretó el botón del teléfono con fuerza innecesaria, y reprimió un juramento cuando se le partió la uña. Apenas había comenzado el día, y ya se había perfilado como peor que un martes trece. En el espacio de dos horas se había encontrado con una rueda pinchada, el cajero automático le había estropeado la tarjeta y había perdido el móvil.

El ascensor se detuvo. Se abrieron Las puertas y entró, con ganas de relajarse y de ir directamente a la planta más alta del edificio, donde se encontraban las oficinas de Wolf, Everton, Shell y Asociados.

Pero el ascensor también la frustró, puesto que paró en varias plantas, diez en total, lo sabía porque las había contado. Finalmente, las puertas se abrieron y Kagome entró en la oficina de uno de los despachos de abogados más prestigiosos de Melbourne.

Una cosa era llegar un poco tarde, cinco minutos, por ejemplo. Y otra, llegar treinta minutos tarde. Dos mujeres atractivas atendían la Recepción, repartiéndose entre la central de teléfonos y la atención personal a los clientes citados. Ambas eran altas, una rubia, la otra de pelo oscuro, con aspecto de modelos, creando un equilibrio perfecto.

Una elección deliberada, pensó Kagome, sabiendo lo importante que era la imagen para Koga Wolf. Tendría que dar una explicación, junto con una disculpa.

–¿Algún mensaje? –dijo con frialdad profesional. Tenía mucha práctica en poner la cara apropiada.

–Están en tu escritorio –la rubia comprobó el registro de reuniones–. Pamela Whitcroft está en la sala de espera de los clientes.

¡Oh, lo que le faltaba! Aquella mujer de la alta sociedad solía pedir asesoramiento legal sobre los asuntos más triviales, y le encantaba consultar, probar la eficiencia cada uno de los miembros de la cualificada plantilla, según le había dicho Pamela a Koga.

Kagome levantó la mirada, y se preguntó: «¿Por qué yo? ¿Por qué yo, justo hoy?».

–Dame cinco minutos, y luego hazla pasar –dijo Kagome. Se dio la vuelta y caminó por el pasillo hacia su despacho, donde se tomó el tiempo para mirar sus mensajes, echar un vistazo al archivo de Pamela, y mirar un momento el paisaje urbano de Melbourne desde su ventana.

El edificio donde estaba la oficina representaba una deslumbrante obra de arquitectura... Un edificio circular, de paredes de cristal, diseñado para ofrecer a los despachos de los ejecutivos maravillosas vistas, que llegaban más allá del río Yarra. No le llevó mucho tiempo ordenar los mensajes por orden de prioridades, y cuando su secretaria le anunció la entrada de la Pamela Whitcroft, Kagome sonrió.

La mañana se fue haciendo más relajada a medida que fue pasando el tiempo. Pamela Whitcroft pontificó, y cuestionó y discutió con considerable fervor, cada una de las acciones legales que Kagome le recomendó, y fue un alivio terminar aquel asesoramiento. Pero inmediatamente apareció un sentimiento de frustración al saber que Pamela volvería a consultar todo con otro abogado de la empresa en menos de una semana.

Café... Necesitaba cafeína, y algo para el dolor de cabeza. La rutina y la visita de otro cliente la entretuvieron hasta la hora del almuerzo, en que comió un sándwich de pollo con tomate y bebió una botella de agua, en su escritorio, para compensar un poco el tiempo perdido aquella mañana el dolor de cabeza continuó. Miró el reloj, y entonces decidió salir a tomar un poco de aire fresco en el parque que había al lado de la oficina.

Fue una bendición aquella brisa. Respiró profundamente, disfrutando del olor del césped recién cortado mezclado con los capullos que estaban floreciendo en el jardín, y el aire de la primavera.

Melbourne era una ciudad bonita, con anchas calles atravesadas por verdes tranvías y con árboles a los lados. Los viejos edificios se mezclaban con la arquitectura moderna, y había numerosos espacios verdes. Aunque era conocida por su clima impredecible, aquél era un día agradable, el cielo estaba azul con algunas nubes, y el sol calentaba suavemente el aire. Era un claro contraste con la tormenta y la lluvia del día anterior.

Esposo InfielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora