El destino es un muy buen jugador

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Hola Loli, llegue a casa recién. Anduve en la casa de Agus, mi vecina. Sabías que tenía una vecina y encima que es re linda, dulce y buena?

Bueno, te voy a pasar a contar, porque estuve todo el día de ayer sin escribir nada. Lo que paso fue que cuando termino la cita con Fede, y yo no podía decidirme, empecé a caminar cabizbaja, no podía decirme. O sea, lo que siento por ambos es muy fuerte y muy lindo, por lo tanto eso me tenía muy abatida. Caminaba metida en mis pensamientos, sin prestar mucha atención a lo que me rodeaba, deseando una señal que me diga que decisión podía tomar, cuando me choco con alguien. Al levantar la mirada, deseaba que fuera Gabi, tal vez me había seguido, o el destino había hecho que nos encontráramos, pero no. Y no Loli, tampoco era Fede. Era una chica, con una sonrisa muy hermosa, morocha y con el pelo corto hasta los hombros. No pude decir ni una sola palabra.

- Perdón. ¿Estás bien? – que voz tan dulce.

- Sí. Estoy perfecta. – perfectamente embobada, pensé para mis adentros.

- Estabas llorando. – esa no fue una pregunta. Toque mis ojos instintivamente, y resulta que sí, había una pequeña lagrima justo ahí. – No me gusta que una chica tan linda este llorando, o por llorar. – agrego enseguida. – Vamos, tomemos algo, yo te invito un café, y si vamos tomando confianza, y si queres, me contas que pasa.

Así que hacia el café de la esquina nos dirigimos. Fuimos casi hablando todo el tiempo. Había si, algún que otro silencio, pero jamás incomodo, si no de ese silencio, para asimilar lo recién conocido.

- ¿Cómo te llamas? -  seguía impresionándome lo dulce que sonaba su voz.

- Antonella. Anto. – me sentía una estúpida en ese momento. - ¿Vos?

- Agustina. Agus. – sonreí un poco nerviosa. Nunca me había sentido así. Es como si estuviera en una cita con una extraña que acaba de conocer.

- Un gusto, Agus. Perdón por lo de la calle, no estaba muy concentrada en la calle, digamos, creo que me salve de que me pisaran como una tres veces, y gracias a que la persona que me chocara, se las vería muy complicada. Aunque, ligue algunas puteadas. – ¿qué me pasaba? Estaba hablando demasiado.

- Si, te vengo poniendo el ojo desde hace unas cuadras. – confeso, sonrojada.

- O sea, ¿me venías siguiendo? – eso me pareció un poco temeroso, pero a la vez muy tierno.

- Espero no te asuste, pero más allá de que estabas caminando en la misma dirección que yo, quería saber si estabas bien.

- Estoy bien. ¿Y por qué me invitaste un café? – sé que no tenía por qué hacer tantas preguntas, pero me sentía en la obligación.

- Como ya te dije, quería asegurarme de que estabas bien, y también pasar tiempo con vos.

- Que tierna. – sonreí y tome un sorbo de mi café sin café. Estuvimos un muy buen rato charlando. Conociendonos  mas. Hasta que llego la hora de que cada una se fuera a su casa. No nos pasamos los números de teléfonos. Queriamos, o mejor dicho yo le dije, que si nos encontrábamos otra vez seria que teníamos que tener una segunda cita. No quería enrollarme mucho ahora, tenia una decisión que tomar respecto a otras dos citas, no podía agregar otra a la lista.

Estaba a tres cuadras de mi casa, asi que no me tome ningún medio de transporte, simplemente   camine, repasando los sucesos ocurridos en este día.

- ¿Quién sigue a quién ahora? – esa voz, era su voz. – Si querias saber donde vivo, o acompañarme a mi casa, solo tenias que preguntarlo.

- Eso te gustaría… Pero yo vivo aca. En todo caso vos me estabas siguiendo.

- Yo también vivo aca, linda. – ambas sonreímos. Sabiamos lo que significaba… teníamos que tener la segunda cita.

- ¿Queres pasar por casa? Puedo preparnos una rica comida. Algo tipo… salchichas con puré. – baje la mirada, hace rato que quería comer eso, y eso es lo que esa noche iba a cenar.

- Mmmm… ¿salchichas con puré? – me devane los sesos pensando que otra cosa podía preparar. – Salchichas con puré, suena perfecto. – mi expresión se relajo y ella rio al notarlo.

Entramos a casa. Miro toda mi colección de cds, de películas e incluso de libros. Puso algunas canciones desde su celular, y me hacia bailar de vez en cuando. Me encantaba. Ella realmente me fascino. De repente, de escuchar música a no escucharla, senti sus labios sobre los míos. Fue un beso muy rico.

Cenamos riéndonos a más no poder. Seguimos conociéndonos. Es una chica muy simpática, graciosa, y hermosa. De la nada, estábamos las dos en la bañadera, con el agua cayendo sobre nosotras. Nos quedamos mirando, notaba la excitación en sus ojos y sé que ella lo notaba en los míos. Pero esta vez, fui yo la que avanzo. La deseaba, la deseaba muchísimo.

En cuanto la empecé a besar, tomo muy rápido las riendas, y puso sus manos en mi cadera, para luego bajarlas hasta mi cola. Repetí sus acciones, y la sentía estremecerse. Sin dejar de besarnos, cerramos la ducha, salimos del baño y terminando en mi cama. Desnudarla, fue todo un placer para mí, ver sus pechos, su piel, su vagina, hizo que me mojara, y no con el agua.

- Te toca a vos. – dijo sensualmente.

Sin dejar de mirarla a los ojos, me saque lentamente la ropa, quedando igual que ella. Y rompió su tranquilidad para empezar a besarme otra vez. Me tiro a la cama, donde nos tocamos, y terminamos teniendo sexo. Un muy pero muy buen sexo.

Nos dormimos abrazadas, ella amamantándome, como si fuera una bebe. Nunca Gabi había hecho algo así, aunque me hubiera encantado que me lo propusiera.

Hoy a la mañana nos despertamos y preparamos el desayuno juntas. A cada rato nos besábamos, o nos hacíamos una caricia. Después de almorzar, me pidió que la acompañara hasta la casa. Y admito que tiene una habitación muy hermosa. Si Loli, también tuvimos sexo, no es necesario que te lo diga. Dormimos una siesta, donde esta vez, ella se durmió amamantándose de mí. Nos despertamos, merendamos, y volví a casa. Y resulta que acá estoy, contándote todo lo que paso.

Loli, Fede y Gabi me mandaron mensajes:

Fede preguntándome como estaba todo, y diciéndome que si me llegue a ir con alguna chica, le avisara, que siempre iba a estar para mí.

Y Gabi diciéndome que si lo elegía a Fede se iba a sentir mal. Y ni siquiera un chau, o me pregunto como estaba.

Claramente tengo que tomar una decisión.

Bueno Loli, me voy a dormir.

Diario de una lesbiana escondidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora