Tus Labios Junto a los Míos

Capítulo XI: No fue mi intención

Rose llego a tocar el timbre de mi apartamento a eso de las 12 de la noche y yo le abrí porque pensé que quizá era Rachel y que le había pasado algo, pero era Rose, estaba temblando y tenía la ropa negra manchada con algún liquido, pero sus manos y el olor lo que me indicaron que ese liquido era sangre.

Ella no dijo nada, la veía incapaz de decir algo en el momento, solo la hice pasar al apartamento con rapidez y una vez cerré la puerta del apartamento la desvestí para asegurarme que la sangre no era de ella, Rose no dijo nada cuando le quité la playera, ella quedo en bragas y sujetador frente a mi y la revisé por todos lados, a ella no pareció molestarle o más que eso, quizá estaba en tal estado de shock que no estaba reaccionando en el momento.

— No se que paso, te juro que no fue mi intención... te juro que no, no, no, no, no, no...

— Tranquila, ¿Estas bien? — ella me miró un momento y asintió levemente con la cabeza.

— Pero el chico... que esta afuera...

— Ve a ducharte ¿Vale? ya me encargo yo de cualquier cosa.

Una vez que Rose se metió al baño yo tome mi móvil y las llaves para salir del apartamento, baje las escaleras y en la entrada del edificio vi a un chico en el suelo, había una cantidad de sangre excesiva, tenía un cuchillo mariposa en el abdomen, quizá no era lo ideal pero de todos modos me quité la sudadera para quitarle el cuchillo del abdomen, envolver el cuchillo en mi sudadera y hacer presión con mi sudadera para detener el sangrado mientras que con la otra mano llamaba a emergencias.

La ambulancia no se demoró en llegar y quizá estaba encubriendo a Rose cuando escondí el cuchillo y dije que no sabía que es lo que había pasado y que el atacante había salido corriendo en el momento en que me vio. De ese modo yo me quede con una sudadera y un cuchillo ensangrentado cuando se fue la ambulancia con el chico, yo volví al apartamento y Rose me estaba esperando.

— Va a estar bien — le mostré mi sudadera y entre esta tenía el cuchillo para mostrárselo también — ¿Es tuyo? — Pregunté, mi tono de voz salió un poco hostil y no fue mi intención la verdad, ella bajo la mirada.

— Si — balbuceó.

— No quiero ni saber porque andas con esto Rose, pero si quiero que tengas claro que yo no quiero problemas y la próxima vez que te veas en la situación de tener que apuñalar a alguien asegúrate de no hacerlo frente a mi apartamento o al menos ten el cuidado de NO dejarle el cuchillo clavado, agradece que no llegó la policía — La chica asintió con la cabeza — Vete a la cama.

La pelirroja, que podía parecer intimidante en otras situaciones, solo me miró un momento para irse a mi habitación, no le volví a ver más, yo me quede hasta eso de las 2 de la mañana lavando mi sudadera mientras trataba de quitarle la sangre de aquel chico y cuando estime que ya había quedado limpio me senté en el sofá, la verdad es que no veía capaz de dormir en ese momento.

— ¿Qué haces? — preguntó Rose en un susurro como si no quisiera molestarme, hace unos minutos que la chica había despertado.

— Preparo café — estuve toda la noche preparando café, la verdad es que lo hacía porque no me gustaba estar sin hacer nada y aproveche de meter ruido ya que Rachel no estaba en el apartamento y Rose parecía tener el sueño demasiado profundo — cappuccino ¿Se te apetece? — pregunté y me di media vuelta para mirar la pelirroja, teníamos que hablar del chico de anoche pero quizá ella podría pensar que solo había sido un mal sueño y ya.

— Vale ¿Hace cuanto estas haciendo esto? — preguntó y yo la quede mirando para mirar la hora en mi móvil.

— Desde las 2 de la mañana — comenté en un balbuceo.