Rauni se arrastró hacia un árbol cercano (y a la vez lejano del cadáver de Grimyr) para descansar su cuerpo herido y magullado. Gracias a la Adrenalina Concentrada, había llegado momentáneamente a un estado donde el dolor punzante, el ardor y el cansancio no le impedían moverse, pero al mismo tiempo estaba consciente de que si se excedía la droga comenzaría a devorar su energía y en unos minutos estaría en el suelo inconsciente o peor aún, echando espuma por la boca en medio de unas horrorosas convulsiones. Con la herida del brazo y del abdomen, no podía darse ese lujo. Además, Louhi quizá estaba tan herido como él, pero todavía no había logrado echarle un buen vistazo.
Se quedó sentado con las piernas extendidas y mirando al suelo con la cabeza gacha, como un inversionista luego de perderlo todo en el Comercio Continental. Inhalaba por la nariz y expiraba por la boca, tratando de estar lo más calmado posible y aumentar la cantidad de oxígeno en su sangre. El color negro aún se mantenía en las escleras de sus ojos y de alguna manera podía sentir una especie de hinchazón alrededor de su iris. Probablemente porque era primera vez que se mantenía sereno luego de haber consumido una gran cantidad de Adrenalina Concentrada. En otras ocasiones... la verdad es que Rauni prefería no acordarse.
Una vez apoyado su cuerpo contra el tronco del árbol, Rakun se instaló a su lado en la tierra húmeda, poniendo su cabeza en el suelo y con el prominente hocico ensangrentado rozando una pequeña concentración de hierba. El animal resopló con cansancio y cerró los ojos, pero sin dejar de mantener levantadas y atentas sus orejas. Se notaba en su pelaje puntiagudo y los músculos marcados que aún estaba en alerta. Era como si esa poderosa forma no le permitiera relajarse del todo.
—¡Rauni! —le gritó Louhi desde la van con un hilillo de voz. Definitivamente ya no podía más y mucho menos con la carnicería que acaba de presenciar. Aún se preguntaba cómo no había vomitado todavía.
Rakun abrió uno de sus ojos y al ver que se trataba de cara conocida, lo cerró de inmediato. El rubio escuchó el llamado, pero no quiso levantar la cabeza hasta que el efecto pasara, así que cuidadosamente levantó el brazo derecho y le hizo una seña con la mano, levantando el pulgar e indicándole que se encontraba bien, lo cual era parcialmente cierto. Louhi lo miró extrañado, pero luego Rauni volvió a indicarle con la mano: "Espera".
El joven mercenario volvió a entrar la cabeza a la van y comenzó a revisarse las heridas. La más terrible era claramente la que tenía en el pecho y que si no fuera por la chaqueta de su amigo, la historia sería diferente. Miró a sus alrededores y cuando encontró una botella con agua, se bebió la mitad de golpe y el resto lo dejó caer con dificultad en su cabeza. El líquido recorrió su rostro y la prótesis hasta caer al piso del vehículo. Ese poco fue suficiente para aclarar sus ideas y su carril de pensamiento. Tenía que ocuparse de él primero y tener todo listo para atender a Rauni en unos minutos. Tampoco le había dado una buena mirada, pero estaba seguro de que la herida que tenía en el vientre no era menor.
Se sacó la chaqueta y la observó por un momento. Miró el cuero cortado que había en la zona del pecho con profunda tristeza y se preguntó qué tan enfadado estaría Rauni al respecto. Decidió disculparse apenas pudiera y dejó la prenda sobre el asiento del conductor. Con dificultad se sacó los jirones de la camiseta que le quedaban y la dejó caer a sus pies mientras buscaba en las cajas que llevaban la botella de aerosol curativo. La agitó un poco y se aplicó a sí mismo en el pecho arqueando su espalda en el proceso por el ardor causado.
—¡Cómo quema esta mierda! —masculló entre dientes, aguantando todo lo que pudo el dolor.
Luego de que se calmó un poco, se encontró una camiseta azul detrás de unas cajas, tomó el botiquín completo y se movió hacia la puerta abierta de la van. Estaba exhausto, realmente exhausto, pero sabía que tenía poco tiempo. En las condiciones que estaban ambos no podrían aguantar mucho si los otros mercenarios despertaban y encontraban lo que quedaba del cadáver de Grimyr. Una vez estuvo afuera nuevamente, vio el rostro de Rauni ahora mirándolo, pero todavía respirando lentamente. Parecía tener la vista perdida y las escleras tenían un color grisáceo que se iba aclarando cada vez más. A su lado, Rakun, que casi había vuelto a la normalidad, dormía sobre una silueta mucho más grande y tosca que se había formado hace tan solo unos minutos. El rubio le hizo una seña con el dedo índice en su boca para que guardara silencio y luego indicó hacia la izquierda donde había un sendero estrecho donde alguna vez habría pasado un camino mucho más grande. Louhi avanzó antes que él lo más despacio posible y mirando a Rakun en todo momento. Una vez se metió dentro del enmaraño de vegetación, Rauni se puso de pie con suma cautela y mordiéndose la lengua del dolor para no despertar a la pequeña criatura que descansaba a su lado. No pudo avanzar tan callado como él quería por las condiciones de su cuerpo, pero al menos pudo llegar a donde estaba Louhi quien apenas lo vio le ayudó a sentarse en una roca. La luz de la tarde pasaba a través del follaje de los árboles blancos que los rodeaban.
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Rakun
Ficção CientíficaCorre el año 1094 después de "El Descenso". En el primer piso de Ranthal, Rauni y Louhi se preparan para la misión más lucrativa que han tenido hasta el momento: robar un meteoro. Esta extraña situación será el punto de partida para el viaje de esto...