04. A Cinco Metros

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—¿Rosie?

—¿Si?

—¿Cómo se respira?

—¿Qué?

La modelo tenía ya un sentimiento mezclado entre preocupación y confusión de solo ver su rostro, ¿Qué había pasado?

Al notar que no respondía pasó varias veces la mano frente a los ojos de Lisa en un intento por hacerla reaccionar, pero no funcionaba, no fué hasta varios segundos después que al darle tres golpes ligeros en su mejilla despertó de aquel extraño trance. Ambas quedaron en silencio por otro corto rato intentando comprender lo que acababa de pasar.

—Manoban.

—¿Mhm?

—¿Quieres explicarte?

—¿Yo?

—No, Britney Spears —dijo con obvio sarcasmo arrastrando las palmas de sus manos por su rostro— Cuando dije que no te perdieras no creí que fuese necesario especificar que esto estaba incluído, ¿Qué demonios fue eso?

La pelinegra siguió pensando en una manera para poder explicar todo sin sonar como una adolescente. Es decir, no podía solo comentar "Oh... Nada raro, solamente que en la mesa de atrás tuyo está la chica de las fotos y me hizo caer como una idiota hace un momento. Me dejé llevar y la observé libremente quedando totalmente idiotizada... Algo de todos los días".

Si no la veía como una completa loca mínimo se burlaría de ella el resto de su vida.

—Lo siento Rosé —atinó a decir en un suspiro, tomando su mano por encima de la mesa en señal de disculpa— Es que hay una pequeña... Situación.

—¿Una situación? ¿Qué clase de situación te deja de esa manera?.

Supo entonces que era el momento de decirle, así que levantó su mano de la de ella y con mucho disimulo señaló la mesa de atrás.

—Mira atrás de ti.

Y como si fuera la niña de "El Exorcista" a Rosé no se le ocurrió mejor forma de mirar que girar su cabeza en esa dirección a casi 180 grados de manera muy mecánica y obvia, Lisa por supuesto se sobresaltó y con la mano tomó su barbilla, haciendo que la mirará nuevamente.

—¡Maldición Rosé! ¿No conoces la discreción?

—¡Oh es verdad! Olvidé que estaba hablando con la chica que le toma fotos a extrañas en la calle sin que se den cuenta.

—¡Cierra la boca! —advirtió en susurro tratando de no perder los estribos—Inténtalo de nuevo.

La rubia rió y asintió para intentarlo una vez más, pero aún con todo y la advertencia estaba a punto de hacer exactamente lo mismo de hace unos instantes, así que Lisa, después de un rápido impacto entre su frente y la palma de su mano, la detuvo rodando los ojos de hartazgo. No tuvo de otra más que intercambiar asientos de manera que Rosé ahora tuviera a la vista la mesa y ella quedar de espaldas.

—¿Y ahora? ¿Ves algo?

—Bueno, veo a una chica muy bella comiendo pollo, si a eso te referías.

—Dios...

—¿Eres creyente?

Paciencia Lisa... Paciencia.

Ya muy exasperada intento buscar las palabras adecuadas para hacerle ver la cuestión de una vez, pero a los pocos segundos se percató de que no le estaba prestando la mínima atención, que ahora la hipnotizada parecía ser ella, ¿Qué le pasaba?

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