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Otra vez el parque, otra vez Emma, pero esta vez no Bobby. ¿Por qué? No estaba lloviendo, sino que diluviaba. Pero Emma no iba a perderse la oportunidad de caminar abajo de la lluvia sin que su madre pudiera retarla. No se perdería el ver las gotas resbalando por las hojas de los árboles, hasta aterrizar en el piso. Pero todos sabemos que algo más trajo a Emma a este parque. El rubio. 

Emma quería, a toda costa, ver al rubio corriendo abajo de la lluvia. Ella sabía que las posibilidades serían bajas, el parque estaba vacío, no se podía ver ni un pájaro. Pero a veces la esperanza es más fuerte que la realidad. Y esta vez la esperanza había ganado, teniendo a Emma como un rehén libre en el parque, esperando a su príncipe azul de nombre desconocido, a su John Doe.

El tiempo pasaba, no faltaba mucho para la hora que secretamente ellos acordaban en encontrarse. Emma iba perdiendo esperanzas conforme los minutos pasaban, y cuando decidió irse él hizo su gran entrada. Doblando por la típica esquina, parecía que un brillo gris lo rodeara. Tenía la apariencia de siempre, solo que esta vez su pelo se encontraba revuelto con agua en lugar de hacia arriba y llevaba una chaqueta impermeable en lugar de una remera sin mangas. 

Emma lo vio y quedó fascinada por la forma en que las gotas de lluvia se mezclaban con las gotas de sudor a los costados de su cara. Otra vez miró sus gemelos y su especial manera de tensarse. Pero a pesar de que ella estaba justo al lado, el rubio pasó a su lado lo más rápido posible, sin siquiera echarle una mirada. 

Se habían visto el día anterior, como siempre, pero ella creía que él ni siquiera se acordaba de haberla visto. ¿Por qué se acordaría? Seguro que él veía cosas parecidas todos los días. No la debía de haber reconocido.

Emma no quería admitirlo, pero se le había roto un poco su corazón. No podía decir que se encontraba enamorada porque ni siquiera lo conocía. Pero algo la atraía hacia a él, a conocerlo, a hablarle... pero ella nunca llegaría a ser lo suficientemente valiente. Además, alguien como él seguramente tenía novia, ¿no? Parecía alguien que la tendría, o que sería el típico popular de secundaria que se acostaba con cualquier tipa buena que se le aparecía en el camino. Bueno, no, en realidad no lo parecía. A Emma le gustaba pensar que él era así para tratar de quitárselo de la cabeza, porque odiaba a los chicos de ese tipo. Pero el rubio parecía tan tranquilo, tan angelical... Si lo vieran, tan sólo querrían abrazarlo. 

De todas formas, Emma se volvió a su casa cabizbaja y se sentó a mirar una serie, como cada miércoles. Pero no podía concentrarse, porque cada personaje masculino de la novela le hacía acordar a su rubio. Ese rubio que no sabía que pertenecía a ella, ese rubio que había pasado a su lado sin verla ni mirarla, ese rubio que quería llegar a conocer algún día.

Ese rubio que nunca pensó que irrumpiría en su vida de una muy buena manera.

Okey, estuve viendo una serie llamada Once Upon a Time gracias a otra novela de Luke que leí, y ahora tengo un ligero vicio. Lo siento, tendré este tipo de cosas como lo del príncipe azul, John Doe o esas cosas. Espero que no sean molestas.

Por otro lado, ¡50 leídos en solo 2 capítulos! Sé que por ahí me emociono más de lo que debería y que puede que no sea mucho, pero siento que es un logro importante y que con el tiempo podría multiplicarse. Y muchas, muchas gracias por los comentarios en el capítulo anterior, ustedes me ayudan a seguir. 

Exquisito dolor ➳ l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora