Capítulo 23

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No sé en qué momento pasa, pero me encuentro llorando en los brazos de Lateef, en un fuerte abrazo

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No sé en qué momento pasa, pero me encuentro llorando en los brazos de Lateef, en un fuerte abrazo.

Rompo el contacto para mirar esos divertidos ojos marrones veteados de verde, sin poder creerlo, él no… no… no murió.

—Estás… —sollozo—. No moriste. —Logro decir casi en un susurro.

—Hace falta más que una simple espada para acabar conmigo —responde, galán.

Mira sobre mi hombro, en dirección a la puerta y pregunta mientras levanta una ceja.

—¿Tenemos un nuevo amigo?

—Él es Levi. —Me hago a un lado para que lo vea bien—, me ha estado ayudando mucho estos días.

—¡¡Genial!! Todo aquel que haya ayudado a Kila, es amigo mío. —Se acerca hasta Levi y lo abraza—. Muchas gracias por haberla cuidado y ayudado a volver —le dice en un susurro que logré escuchar.

—¿Y los demás? —pregunto.

—Están descansando —dice Wolf detrás de mí, mientras entra en la cabaña y cierra la puerta.

—¿Qué pasó? ¿Y las personas?

El dueño de la cabaña suspira mientras nos invita a sentarnos.

—Todo se salió de control, Kila… todo.

—¿A qué te refieres? —pregunto preocupada.

—Cuando corriste el descontrol se desató, los guardias comenzaron a destruirlo todo, Kila.  ¡TODO! Así que nos defendimos, Isaura comenzó a evacuar a todos hacia la aldea más cercana mientras nosotros tratábamos de detenerlos… y lo hicimos. O eso creíamos, qué confundidos estábamos…

—¿Qué pasó? ¡Dime, por favor, Wolf!

—Cuando te fuimos a buscar solo encontramos a Lateef inconsciente y gravemente herido. —Hace una pausa—, no estabas en ningún lado, nos desesperamos. Pero el alma se nos cayó al suelo cuando a lo lejos escuchamos gritos, llantos, muchos llantos… y la voz de Isaura. —Sus ojos se llenan de lágrimas—. Estábamos muy agotados, habíamos usado mucho nuestros elementos. No logramos llegar a tiempo, Izy solo logró salvar a dos niñas. Ellos no tuvieron piedad de esas inocentes personas.

—Eso es…

—Terrible —termina Levi por mí.

—Sí que lo es —afirma Lateef.

—¿Y los demás como están?

—Cansados, todo lo estamos —responde Wolf—. Hemos estado usando mucho nuestros elementos para crear un escudo protector alrededor de la aldea.

Un escudo protector… eso quiere decir que volverán.

—¿Entonces… regresarán, verdad? —pregunto con miedo.

Wolf se queda mirándome durante unos segundos que se me hacen eternos, hasta que afirma.

—Es muy probable —dice Lateef a mi lado.

—¿Y por qué simplemente no se marchan a otro lado?

—Porque este lugar es nuestro hogar. Nuestro y de cualquiera que quiera vivir aquí —dice seguro—. Así que lo protegeremos.

—Hay que tener en cuenta que volviste, Akilah —comenta Levi—. El lugar tiene que ser seguro.

Wolf se levanta y camina hasta la puerta de salida, no sin antes decirnos que irá a llamar a los demás elementales.

Levi, a mi lado, también se pone de pie.

—¿Ya te vas? —pregunto.

—Yo también tengo que volver a mi hogar —dice, para sonreír tiernamente de costado.

—Puedes quedarte si gustas —ofrece Lateef—. Wolf tiene una cama de más que no usa y es muy cómoda, no es como si ya la hubiera usado a escondidas antes, no, no, claro que no. —Ríe—. O te puedes quedar con cualquier otro ser elemental, pero aquí entre nos, no te lo recomiendo. Blas e Isaura son súper malhumorados, Darya es como una madre por lo mandona y Nuriel… el zafa. No lo escuchaste de mí, pero esta criatura maravillosa. —Con ambas manos se señala completo—. Y Wolf, son los mejores. Lo único, a este último no le digas nada sobre sus pescados, cree que son sabrosos.

Una gran carcajada se escapa de mi garganta al escucharlo.

Extrañaba esto.

Lo extrañaba a él.

—¿Entonces, te quedarás?

—Gracias por la oferta, pero no puedo. —Me mira—: aunque prometo volver a verte.

Me pongo de pie, ambos salimos de la cabaña. Caminamos en silencio hasta el lugar del bosque por el que llegamos.

Me mira.

Lo miro.

Nos miramos.

Ninguno dice nada, mucho menos nos movemos. Solo nos perdemos en la mirada del otro.

Observo lentamente cada detalle de su bello rostro, y muy en el fondo sé que él hace lo mismo conmigo.

Acerco un poco mi rostro, Levi lo nota porque sonríe de lado. Esa sonrisa que vuelve loca a cualquiera; levanta su mano derecha y la apoya en mi rostro. Nuestras respiraciones se mezclan, sus ojos en ningún momento se apartan de los míos. Golpea suavemente su nariz con la mía en un acto demasiado tierno, y junta nuestros labios.

Suavidad.

Ternura.

Mariposas.

Pasión.

Complicidad.

Son algunas de las sensaciones que siento. El mundo a nuestro alrededor se detiene, solo existimos nosotros.

Mis manos, que se encuentran sobre sus hombros, suben despacio hasta su cabello. Siento cosquillas en las puntas de los dedos, cuando estos entran en contacto con sus mechones castaños.

Finalmente, nos separamos por falta de oxígeno, Levi apoya su frente con la mía.

—Gracias por todo.

—Siempre —responde.

—Te echaré de menos —suelto.

—Prometo volver. —Sonríe con los ojos cerrados.

Levi suspira antes de apartarse de mí y caminar de regreso hacia el bosque, da unos cuantos pasos antes de voltearse y hacer una reverencia, divertido.

—Fue un placer haberla encontrado en el bosque, señorita. —Me mira con cariño—. No sé si fue la vida o el destino, pero espero que nuestros caminos se vuelvan a cruzar.

Con eso último, se da la vuelta y se marcha mientras me quedo mirando el lugar por el que su figura poco a poco, paso a paso, fue desapareciendo.

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