Capítulo 13

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—Corre, corre más rápido —dice Blas entre jadeos—

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—Corre, corre más rápido —dice Blas entre jadeos—. Date prisa. Nos alcanzan.

—No puedo más. —Llevo una de mis manos a la herida en el lado derecho de mi abdomen. Sangra mucho—. Estoy perdiendo mucha sangre.

—Vamos, Kila, no podemos parar. Hay que encontrar un lugar seguro.

Tres horas antes.

—¡ARRIBA! —Me despierto de golpe al escuchar los gritos de Lateef mientras entra a la habitación gritando y aplaudiendo—. ¡El sol ya salió, el día nos sonríe!

Lo miro con mala cara mientras me levanto. Diez minutos más tarde estamos caminando hasta la cabaña de Wolf para desayunar.

—¿Siempre cocina él? —pregunto después de bostezar.

—Wolf siempre cocina para él, y yo me escabullo. —responde con media sonrisa en sus labios—. Aunque ahora vamos a ser dos los intrusos.

—¿A qué te refieres?

—¿Sabes cocinar? —niego—. Eso creí. Yo tampoco, así que comeremos en casa de Wolf. Todo los días, a menos que nos invite alguien más.

—Qué generoso es Wolf al invitarte, bueno invitarnos…

—Dejó de invitarme hace mucho —ríe.

Entramos en la cabaña con una llama tallada en la puerta. El olor a pan recién cocinado llega a mí haciendo que mis tripas se quejen. No sabía que tenía tanta hambre. Wolf sonríe al vernos.

—Buenos días. ¿Qué tal fue tu primera noche aquí? —me pregunta mientras nos hace una señal, invitándonos a tomar asiento.

—Estuvo bien —miento.

Desayuno en silencio, sin prestar atención a la conversación de los dos seres elementales sentados en la misma mesa que yo. ¿Quién lo diría, he?

Todo transcurre normal hasta que de la nada la puerta principal se abre y por ella pasan Darya y Nuriel con las caras pálidas y agitados como si hubieran venido corriendo.

—¿¡Donde está?! —habla Darya, cuando sus ojos caen en mí juraría que vi una pizca de alivio que es reemplazada por una de pánico—. Hay que esconderla en este mismo momento.

—¿Qué está pasando? —pregunta Lateef.

—Pasa que Gino ya sabe que Kila está en la Aldea —responde Nuriel apresurado, caminando de un lado al otro—. Blas estaba en el bosque y vio que venían hacia acá.

—Hay que llevarla a un lugar seguro —dice Wolf.

Me levanto de mi lugar dispuesta a hacer lo que me pidan. La idea de que vengan a matarme no me gusta nada.

Salimos de la cabaña y escuchamos el sonido de los cascos de los caballos y de trompetas.

<<¿Mi verdugo trae trompetas?>>

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