Para un padre soltero como Jimin encontrar una pareja no estaba en sus planes.
Para él primero estaba su hija.
La persona que estaría a su lado no sólo tenía que amarlo, si no también a está.
Yoongi ya se había proyectado viviendo solo toda su vida...
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Yoongi
Tomo el último trago del vaso de mi bebida, seguido vuelvo a llenarlo con el contenido de la botella de Ron casi llena.
Si, estaba triste pero no por eso me iba a emborrachar. Tenía responsabilidades el día de mañana. Además que no era para tanto ¿Cierto?
Jimin no me había rechazado, sólo se había ido sin más.
No debería sentirme así, no tendría que tener ganas de llorar, ni mucho menos debería dolerme el pecho de esta forma.
No era el fin del mundo, aún tenía oportunidad.
Asiento cerrando la botella, sólo quedándome con el pequeño vaso casi lleno. Si bien me gusta el alcohol había dejado de beber apenas y entré a la carrera de aviación, claro que tomaba en ocasiones especiales sólo que de una copa o dos. Sin contar el primer aniversario de la muerte de mi padre, esa noche sí que me pase.
Ni siquiera cuando me enteré por tercera vez de la traición de mi ex tóxico bebí.
Pero ahora me sentía lo suficiente mal como para tomar unas copas.
ㅡ Quizás lo asusté con mi confesión ㅡ Murmuro para mí mismo, tomó un trago de ron y el resto lo dejo sobre la mesa de centro.
Me recuesto en el mueble y suspiro pasando mis manos por mi rostro. Era un verdadero desastre.
Nunca me había interesado en alguien hasta este punto, tanto que posiblemente ya esté enamorado.
Me levanto de mi sitio después de haberme bebido todo el contenido del vaso de vidrio. Agradezco no sentirme mareado ni un poco, si no me temo que no podría tomar un vuelo mañana.
Subo las escaleras despacio, y cuando estoy en mi habitación simplemente me voy directo al cuarto de baño. Tomo una ducha rápida y me visto cómodamente para tirarme sobre mi cama, misma en la cual aún se encuentra Kumamon. Lo abrazó de forma infantil cerrando mis ojos para dormir.
El recuerdo de Hana me hace sonreír, esa niña era tan linda que mis ganas de cuidarla aumentaban cada segundo.
A ella y a su padre. Suspiro soñador.
Algún día... Algún día.
Pasan de las 1 de la madrugada cuando finalmente caigo dormido. Soñando un futuro con risas infantiles y sonrojos preciosos.
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