RESPIRO

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Jnara

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Jnara

Hay momentos en los que pienso en mi madre, recuerdo mi ultimo cumpleaños junto a ella, la sonrisa que me dedicaba aun estando mal. Recuerdo perfectamente la ultima frase que me dijo antes de morir, sus manos temblaban acariciando mis mejillas "mi quería hija, se fuerte, aun cuando yo no este, aun cuando los problemas te pesen tanto que no puedas sostenerte, yo siempre estaré para ti, y escúchame bien, nunca...pero nunca te dejes vencer". Y así fue como la perdí en un abrir y cerrar de ojos. Algunas personas se van cuando aun tienen mucho por hacer en esta vida.

Abro y cierro los ojos tratando de que no salgan las lágrimas, pero me es imposible controlarlas, comienza una y basta para que mi rostro se llene de agua salada.

—No me mires, vete —gruño tapándome la cara con ambas manos. Suelto un suspiro tras otros tratando de calmarme.

Doblo mis rodillas envolviéndolas con mis manos para luego agachar la cabeza y ponerla encima. No quiero que vean que soy débil ante los demás, por que luego aprovechan eso para herirme.

—Eres muy dramática, ¿lo sabias? —responde soltando un suspiro, no lo escucho moverse. ¿es sordo? No lo creo.

Levanto la cabeza y lo veo en su mismo lugar. Al pide la cama.

Su mirada esta clavada en mí, ladea la cabeza y se rasca la barbilla, levanta los hombros y alza las cejas pronunciando un ¿Qué? Sin sonido.

—El dramático eres tú, que después de insultarme te haces al inocente —contraataco arrugando las cejas.

Hace caso omiso a mis palabras y sonríe mostrándome sus dientes perfectamente blancos, camina en dirección a la silla que hay a un costado de la cama. Su mirada sigue en mi cuando se sienta y da un giro con ella. Ya que tiene ruedas.

Sigo en la misma posición con las piernas dobladas y las manos enredadas en ellas. Lo observo al igual que él lo hace conmigo, tiene ojeras que se le notan, pero no lo hacen lucir mal, siempre vestido de negro, típico, hay un arito colgando de su oído izquierdo, yo que soy mujer no me pongo uno, pero a el le queda perfectamente bien, hasta diría que se ve guapo, bien, lo admito, Kasse es guapo no lo niego, pero no quita lo peligroso que puede llegar a ser cuando se propone destruir a alguien.

—Para de mirarme así Nox —responde, acerca su silla a la cama y su rostro esta solo a centímetros del mío —, que puedo enamorarme —susurra contra mi oído, su voz gruesa hace que mis mejillas se sonrojen y las neuronas en mi cerebro se reúsan a obedecerme, poniéndome nerviosa.

Se aleja y arruga las cejas, tal parece que no se esperaba mi reacción, pero luego estalla en risas que seguro se escuchan hasta el pasillo del hospital.

Cierro los ojos tratando de pensar en estrellas de mar, peses de colores, algo que me guste para dejar de lado mi nerviosismo, suspiro ya un poco calmada y abro los ojos encontrándolo en su mismo lugar, pero con el rostro extrañado, ¿Qué le pasa? parece bipolar, primero estaba haciéndose la burla de mí, luego me insulta, se ríe, y vuelve al modo serio.

D E T O N A N T EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora