D E T O N A N T E

VERDADES

"Nunca definas a nadie por su pasado, eso no es una cadena perpetua" 

HYGGE

—¿Qué pretendes con esta visita Hygge?

—Aclarar las cosas —menciono, mientras camino a la dirección prevista—, quiero saber que es lo que pretende.

—No estas siendo exagerado —expresa Nathan algo dudoso al otro lado de la línea.

—No lo creo —finalizo.

—Te esperare en tu apartamento —añade, y con eso finaliza la llamada.

Observo el número que pertenece a la casa que tengo en frente y miro la nota que tengo en la mano «es la correcta».

Los últimos meses me la he pasado buscando a Dagger, mi hermano mayor.

Mis padres están en contra de que siga empeñado en encontrarlo, pasaron dos años en los que solo me he enfocado en un objetivo, y es tener a mi hermano de vuelta. Nunca me dieron las razones de por qué huyo, en mis recuerdos, Dagger es un ejemplar universitario, admirado por muchos e incluso por mí, jamás le encontré alguna falla, era perfecto en todo lo que hacía, sus notas eran perfectas, amigos que demostraban su cariño por él, amable, respetuoso, y todo su esfuerzo se veía plasmado en lo orgulloso que estaba papá de él.

Pero un día, encontramos una nota en su habitación despidiéndose, dejando en claro que no lo buscáramos, que irse fue lo mejor que pudo hacer.

No había una explicación de porque, solo paso.

Mis padres intentaron de todas las formas posibles comunicarse con él, pero no hubo ningún resultado.

Hasta hace seis meses atrás. Me llego una carta, el contenido pedía ayuda, que lo encontraran, que había cometido algo que no estaba en sus cabales de afrontarlo. El remitente era Dagger, pero no había ninguna dirección, nada que pueda ayudarme a llegar hasta él. Investigue por mi cuenta, y eso me trajo a este pueblo, Portland.

Y aquí estoy, en medio de luces que provienen de la avenida, sin respuestas, sin pistas, sin nada de información que me sirva.

Me acerco a tocar el timbre, las luces que provienen desde dentro indica que aún están despiertos.

—¿Buenas noches? —me saluda amablemente una señora abriendo la puerta.

Tantos años han pasado desde la ultima vez que la vi. Sol, así le gustaba que la llamara. Se ve totalmente igual a mis recuerdos, el pelo negro que está atado en un moño, las arrugas en su rostro indican que a envejecido, pero sigue siendo igual de hermosa. Doce años desde que se fue y no la volví a ver.

La escucho carraspear. Creo que me quede mucho tiempo evocando recuerdos antiguos.

—Buenas noches —. Le tiendo la mano para saludarla —, busco a Kasse, ¿se encuentra en casa?

Quisiera abrasarla, decirle que la he extrañado durante todo este tiempo, pero no quiero causarle recuerdos tristes, y se que enterarse de quien soy la va lastimar.

—Si esta, pasa —. Se hace a un lado y me ofrece a entrar.

El olor a comida cocinándose esta por toda la sala, cuadros con fotos familiares están colgados en las paredes, se siente un verdadero hogar.

Me doy cuenta que está observándome fijamente, por lo que me acomodo la gorra que llevo puesta para tapar un poco mi rostro.

—¿Puedo ir a su habitación?, tengo algo importante que hablar con Kasse —digo, tratando de que distraiga su mirada y no pueda reconocerme.