ℭ𝔬𝔫𝔱𝔦𝔫ú𝔞

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Sentía un peso más sobre la cama, podía sentirlo y aquel característico olor que desprendía no le pasaba por desapercibido

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Sentía un peso más sobre la cama, podía sentirlo y aquel característico olor que desprendía no le pasaba por desapercibido.
En su mente empezó a contar la cantidad de veces en la que tenía al pequeño abrazándolo de tal manera, sin soltarlo pero de una manera dulce y suave para no hacerle daño. Pudo recordar cada una de las veces en la que compartieron cama cada sentimiento vivido en cada abrazado que le daba, pero ninguno se comparaba con el de hoy.
Llevaba un rato despierto, estuvo desconcertado en dónde estaba y que había pasado pero ver a Tae durmiendo plácidamente simplemente se quedó en la posición en la que estaba. El pelirrojo se veía cansado por eso no quiso despertarle, a saber cuantos días se había quedado ahí con él esperando a que se despertara.
Con cuidado movió la cabeza para poder observar al chico recostado en el lado derecho de la cama y sonrió, de forma poco notoria, al verlo descansar. Sus labios estaban ligeramente abiertos y algo resecos por el aire que expulsaba, su nariz se estaba tornando roja por el frío de la noche y su ojos temblaban de forma leve. Aquellos brazos fuertes y al mismo tiempo delgados rodeaban su cintura con delicadeza de no presionar sobre sus heridas. Para Hueningkai, ver dormir a Tae era la imagen más pura que podría existir ante sus ojos.

Se atrevió a reincorporarse un poco para alcanzar la manta que había terminado en el suelo y la volvió a colocar sobre el delgado cuerpo del adolescente. Tae tenía la pequeña mania de moverse mucho por la noche, siempre tenía momentos de frío y de calor, cuando se sentía sofocado solía moverse de forma exagerada y torpe para quitarse las capas de manta y volver a su posición inicial mientras maldecía a la nada. Como un pequeño cascarrabias, siempre que hacía aquello le sacaba una escasa risa al demonio.
Una vez pudo arroparlo bien lo acomodó mejor, se permitió apoyar su cabellera pelirroja sobre su pecho para poder sentirlo más cerca y poder brindarle caricias a lo largo de sus brazos y cintura.
Se permitió cerrar los ojos de nuevo mientras su mano recorría en caricias la cintura del menor, casi cubriendo también su abdomen.

Al parecer estaban en el apartamento de Soobin, era un peligro estar en un territorio tan oscuro. No por él, sino por Tae. Por muy fuerte que fuera y por muchos campeonatos de boxeo que ganase, el pelirrojo nunca podría hacer nada contra un demonio de bajo nivel y mucho menos con alguien de nivel promedio como los que rondaban por esas calles. El muchacho era como un faro de luz para los demonios.

Recostó su cabeza un poco más cerca a la del menor y empujó un poco la cadera del mejor para arroparlo más hacia su cuerpo en modo de protección. Para sentirse más seguro al tenerlo cerca, como si alguien fuera a hacerle daño en ese momento mientras dormía.

-No...-Kai abrió un ojo observando al muchacho. ¿Acababa de decirle que no ante su acción?-Idiota.-El demonio expulsó un poco de aire por su nariz en una risa seca mientras negaba. Ya volvía a hablar en sueños.

-¿No?¿Me estas negando algo?-Subió la mano a su cabellera escarlata y empezó a darles suaves caricias.-¿Quien es la persona con la que sueñas? ¿Mmh?-Acercó su nariz a sus cabellos para impregnarse de ese dulce olor que desprendía.-¿Tanto la desprecias para llamarle idiota?-Con suavidad, y sin dejar de abrazarle con mu brazo derecho, cambió su posición dejando todo su peso en un solo lado para poder quedar frente a frente con el muchacho. Su brazo libre terminó por rodear por completo al pelirrojo y así logras tenerlo entre sus brazos y contra su pecho.-Se que estas despierto.-Con suavidad unas suaves manos se presentaron sobre su espalda y con intranquilidad arrugaron la tela de su camiseta formando un fuerte agarre.

Liar•Be my angel [Tyuning] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora