1. You are mine

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Al principio había sentido un insoportable dolor de cabeza, pero éste desapareció en el momento en el que perdió la conciencia. Al parecer estaba empezando a recuperarla, pues sentía todo su cuerpo entumecido, aunque también sentía una cómoda superficie debajo de su cuerpo. No sentía frío ni calor, de hecho la temperatura era adecuada para dejarse llevar por el sopor del sueño. Nunca se había sentido tan cansado y las pupilas le pesaban tanto que no se atrevía a abrir los ojos.

Mientras se encontraba en ese estado, Cheng intentaba recordar qué había sucedido, pues sentía como si hubiera vivido un sueño o pesadilla en las últimas horas. Inmediatamente recordó la última mañana en la que despertó en su pequeña pieza compartida con su novia. En ese entonces había visto a Wen Qing sentada en silencio mientras leía apoyada en la mesita que usaban para comer, pero ese recuerdo fue interrumpido por el rostro decepcionado de la chica cuando lo abandonó.

"¿Por qué? ¿Por qué Wen Qing me dejó?" pensó intentando encontrar la razón y ésta se materializó en su mente con la silueta de un hombre sentado en un sofá elegante.

No pudo ver su rostro al principio porque el hombre estaba en un espacio oscuro, oculto en un halo de misterio, hasta que el hilo rojo atado a uno de sus dedos lo atrajo hacia él. El rostro del hombre se reveló, era Lan Xichen.

Y, entonces, todos sus recuerdos regresaron a una velocidad impresionante. Él había cedido ante el alfa, había dejado que ese hombre desconocido lo tomara a su gana y gusto y, lo peor, es que no puedo evitar también disfrutarlo debido a su maldita calentura. Sin embargo, después del placer, todo se convirtió en arrepentimiento y desdicha. Su vida, como la conocía, había terminado. Ya no era el muchacho con una florería haciendo planes para casarse con su amiga de la infancia, era un omega frustrado y conectado a un alfa, uno que había decidido tomarlo como prisionero.

— Parece que está despertando...

— Es muy guapo, no lo niego, tu cuñado no tiene mal gusto — dijo la voz de una mujer — ¿Sabes lo molesto que estará mi primo cuando se entere?

— Shhh, se supone que no estamos aquí, ¿recuerdas?

La mujer soltó una risita contenida y el chico volvió a callarla.

Cheng abrió los ojos lentamente. Las cortinas de las ventanas estaban cerradas, lo cual agradeció, pero aun así podía ver la enorme habitación y la cama en la que estaba recostado. Todo a su alrededor era ajeno a él y no solo porque nunca había estado allí, sino también porque se notaba que quien vivía ahí tenía un estilo de vida más que opulento.

Dos pares de ojos se posaron sobre él y lo sobresaltaron. Dos personas estaban al pie de la cama, mirándolo con amplias sonrisas, como si fuera una atracción de zoológico.

Cheng reconoció el rostro del muchacho, era el mismo que lo había ayudado a escapar de la mansión Lan.

— ¿Cómo te sientes? — preguntó Wei Wuxian.

— ¿Cuál es tu nombre? — preguntó casi inmediatamente la chica.

Cheng intentó reincorporarse sobre la cama, pero su cuerpo estaba demasiado adolorido como para moverse con naturalidad. Wei Wuxian lo notó y se acercó a ayudarlo.

— Deberías descansar. Tu cuerpo de omega debe estar adolorido después de... — Wei Wuxian miró a Mianmian y compartieron una mirada cómplice.

La joven acercó un vaso de agua a Cheng y se sentó a su lado en la cama.

— Tómalo, eres guapo pero luces como si Lan Xichen te hubiera exprimido hasta el alma — dijo ella sin ningún filtro.

Cheng sentía la garganta seca, pero la mención de ese nombre lo hizo reaccionar.

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