Fate's Red Thread

12. I will protect you

— Llegamos — anunció el conductor.

Lan Xichen quiso bajar de inmediato del coche, pero Song Lan lo detuvo — Déjame ir primero...

No había que decir por qué. El temperamento del alfa había empeorado en gran escala desde que Cheng lo había dejado. A esas alturas no solo sus palabras podían herir, sino que también podría tomar a Cheng por la fuerza para obligarlo a ir con él. Song Lan, que había estado al lado de su amigo durante todos esos meses, asumía siempre el rol de conciliador cuando se encontraban frente a una situación en la que lo mejor era ser diplomático.

De esa forma, fue Song Lan el único que bajó del coche y entró a la propiedad. Era un lugar muy grande en el que podían verse varias casitas en filas y algunos galpones. Resaltaba, en medio de ellos, una casa mucho más grande. En realidad todo ese lugar parecía ser un pequeño pueblo en medio de la nada.

Cuando Song Lan llegó a la entrada principal de la enorme casa, vio la suelta de un hombre observándolo con curiosidad desde el recibidor exterior.

— Tú no eres Lan Xichen — dijo el hermoso hombre de piel semejante al mármol.

Song Lan rió y negó con la cabeza. Era la primera vez en su vida que veía a un alfa que lo atrajera físicamente — Gracias al cielo no lo soy — respondió y caminó unos pasos más hasta acercarse a Xiao Xingchen — Pero eso no quita que no esté aquí por el bien de mi amigo — añadió demostrando sus intenciones desde ya.

Xiao Xingchen no se encogió ante la estatura del otro alfa. Si pretendía intimidarlo con su presencia no lo lograría. — Puedes decirle a Lan Xichen que no tiene nada que hacer aquí y que puede volver por donde vino — dijo Xiao Xingchen con un tono aparentemente tranquilo.

Song Lan se apoyó en la pared más cercana y suspiro cansado — Fueron muchas horas sentados en ese coche para llegar a aquí, me temo que no podemos marcharnos sin el omega de Lan Xichen.

Xiao Xingchen iba a refutar de nuevo, pero vio que otra figura descendía del coche que había parqueado solo a unos cuantos metros, era Lan Xichen.

— Ese idiota...le dije que yo me encargaría — refunfuñó Song Lan cuando desvió la mirada en la misma dirección del alfa que acababa de conocer.

En ese momento la única escena que Song Lan imaginó fue a Lan Xichen agarrándose a golpes con ese otro alfa. De alguna manera tenía que detenerlo, así que antes que su amigo llegara hasta la puerta, Song Lan se puso frente a Xiao Xingchen a modo de escudo y extendió los brazos a los costados — ¡Lan Xichen, hablemos todos y...!

Lan Xichen ni siquiera se detuvo a mirar a Xiao Xingchen. Pasó de largo por el lado de ambos directamente y entró en la casa sin pedir permiso. Nadie lo detuvo, pero Song Lan se quedó algo sorprendido por la reacción de su amigo y por la del otro sujeto, quien se veía más que tranquilo.

— ¿Qué crees que haces? — le preguntó Xiao Xingchen.

— Yo...pff, no importa — respondió Song Lan y siguió a Lan Xichen — ¡Oye!

Lan Xichen sintió el aroma a Cheng en cuanto entró a la casa. Ese aroma le había hecho tanta falta, pero necesitaba a su omega, ahora más que nunca y lo buscó con desesperación mientras Song Lan lo seguía y Xiao Xingchen se limitaba a observar con los brazos cruzados.

El jade llegó al segundo puso y siguió el rastro del aroma hasta una habitación. Su omega estaba detrás de la puerta que estaba frente a él. Su mano tembló cuando tomó el pomo y dudó por unos segundos. ¿Qué podía decirle? Simplemente quería volver a abrazarlo y tenerlo a su lado, pero por otro lado aún estaba molesto. Supuso que su accionar dependería de lo que Cheng tuviera que decirle, así que no esperó más y entró a la habitación. Lo único que pudo ver delante de él fue una cama vacía sobre la que alguien había dormido hace no mucho.