𝘒𝘦𝘯𝘥𝘰̄ 𝘐𝘵𝘴𝘶𝘬𝘢

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Advertencia: Ninguna.

— ¡Uno más, uno más!

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— ¡Uno más, uno más!

Exclamaba Ashido Mina al notar cómo su compañero creaba cupcake tras cupcake para una alegre Uraraka.

— ¡Pero no lo acaparen! —Jirō Kyōka alejó a la chica rosa de él y se dejó envolver por el cariñoso ser que era Shibayama Amai.

Midoriya nervioso trataba de hacer que sus amigos bajaran la voz, puesto que estaban armando un gran espectáculo en la mesa del centro de Lunch Rush, aunque tampoco quería interrumpir el momento alegre que estaban teniendo luego del incidente con Bakugō. Desde ese día, Amai había presentado un ligero cambio en su actitud, siendo que se mostraba más arisco con quienes no eran sus amigos.

Yaoyorozu se puso de pie para devolver su bandeja, pero sin querer, empujó levemente a la persona con la que la clase A no deseaba involucrarse.

Monoma Neito.

— Deberías ver por donde caminas, ¿o es que acaso la clase A tampoco puede hacer eso?

— Lo lamento, no fue mi intención —si había algo que Momo jamás podría hacer, era enfrentar a Monoma Neito sola.

— Muévete y fíjate por donde caminas la proxima vez, escoria de la clase A.

El leve asentimiento de la azabache no pasó desapercibido por el de hebras rosadas, quien no dudó en saltar a defender a su amiga.

— ¿Cómo la llamaste? —Hagakure jadeó nerviosa al notar que por alguna razón, Amai se veía más alto e imponente —. Repítelo.

— ¿Ahora necesita ayuda para defenderse? Debí suponerlo, si secuestraron a su amigo, era más que obvio que todos son unos inútiles.

Yaoyorozu intentaba esquivar a Monoma, pero lo cierto era que tanto su compañero como el rubio estaban obstruyendo su paso e incluso si no fuera así, no deseaba caminar bajo la mirada curiosa de todos los presentes en el comedor. Era un momento sumamente vergonzoso para ella.

Ninguno de la clase A alcanzó a escuchar lo que Monoma le dijo a Amai, solo recuerdan haber visto cómo el de hebras rosas se abalanzó sobre Neito, dispuesto a hacerlo respetar a sus amigos, ya sea por las malas.

Midoriya aferró sus brazos a la cintura de Amai tratando de contenerlo, pero claro, ¿qué podría hacer alguien de 166 cm al lado de alguien de 190 cm?

— ¡Monoma! —las chicas escucharon aquel grito y se giraron para ver cómo el cuerpo del rubio caía inerte hacia un costado.

— ¡L-L-Lo mataste! —gritó Midoriya al notar que el rubio endemoniado no parecía respirar.

— Solo está inconsciente, les pido disculpas.

Ashido Mina asintió con una sonrisa pícara al notar que Amai bajaba la cabeza poco a poco y dejaba de forcejear sobre el agarre que Izuku ejercía en él.

— Amai, ¿cuántas veces debo decirte que no le sigas la corriente? —dijo la chica del B y todos voltearon hacia el chico de los dulces —. Tú también lo provocas, es por eso que él no se calla. No le respondas o para la próxima, el golpe también irá para ti, ¿de acuerdo?

—Sí, Itsuka, no volverá a pasar.

Uraraka escupió la bebida hacia un lado y pestañeó varias veces para corroborar si lo que sus ojos estaban viendo era cierto, Midoriya y Jirō no estaban lejos de su reacción.

En efecto, el impulsivo y dominante Amai había pasado a ser un tierno chico que mantenía la cabeza agachada y desprendía una linda aura rosa mientras era regañado por Battle Fist.

¿Dónde rayos estaba su Amai que no se dejaba mandar por otros?

— Una vez más les pido disculpas por la actitud de Monoma, pero que no se repita, Amai.

—Sí, Itsuka. Ten un buen día —murmuró él con las mejillas sonrojadas.

Cuando los chicas de la clase A ya no vieron más a Kendō, invadieron el espacio personal de Amai para soltar pregunta tras pregunta y picarle las costillas en un claro intento por provocarlo y molestarlo.

— ¿De dónde se conocen? ¿Por qué tanta confianza? ¿Es tu novia?

— Ashido-san, primero traga la comida y luego hablas —la regañó Yaomomo ya sentada al lado de Hagakure.

A esa avalancha de preguntas se sumaron Tōru y Uraraka, quienes preguntaban sin reparar en si la otra había terminado.

Midoriya rió ante las claras intenciones de Amai por cerrarles la boca y se atrevió a preguntar lo que ninguna de las chicas había imaginado.

— ¿Te gusta Kendō-san?

Shibayama abrió los ojos exageradamente y desvió la mirada que antes estaba sobre los verdes de Midoriya, pero aún así, respondió.

— S-Sí. La conocí en la secundaria y...

— ¡Te enamoraste de ella! —exclamaron las chicas, incluida Yaoyorozu.

— ¡¿Y a ustedes qué?!

Antes de que las chicas pudieran mediar alguna palabra o pregunta más, el de cabellos rosados creó varios cupcakes y se los metió en la boca a todas, en clara señal de estar avergonzado y que no contestaría más preguntas hasta que a ellas se les olvidara el bochornoso momento que habían pasado por culpa de Monoma.

Sonrojado hasta las orejas, Amai volvió a sentarse y comenzó a comer como si nada hubiera pasado, aunque el tono rosado en las mejillas nadie se lo quitaba.

— Amai y Kendo be-sán-do-se.

Midoriya carcajeó debido a la ridícula canción que Jirō acababa de crear a base de solo cuatro palabras, pero si él estaba seguro de algo, era de que aquel vergonzoso momento no se le olvidaría nadie.

— Jamás había visto a Amai tan sumiso —le susurró Tsuyu a Ochako, quien asintió muy de acuerdo.

— Crecen tan rápido —suspiró Mina.

El crush que tenía Amai en Kendō, tampoco se borraría tan fácil ni del corazón del chico dulce ni de las memorias de sus amigas.

Vaya escenita le había tocado enfrentar a Shibayama Amai.

 The_Old_Memories  discúlpame si esto tomó mucho tiempo :cc no me gustaba cómo quedaba y terminó así, si hay algo que cambiar o agregar, no dudes en decírmelo

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¡Espero te guste!

—кαιяι.

𝙼𝚈 𝙷𝙴𝚁𝙾 𝙰𝙲𝙰𝙳𝙴𝙼𝙸𝙰; 𝚂𝚃𝙾𝚁𝙸𝙴𝚂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora