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El joven escritor comenzaba a perder la calma cuando el perro de su mejor amiga comenzó a ladrar en dirección a su acompañante, los nervios se apoderaron de él y no pudo hacer más que pegar su frente a la pared.
Hado Nejire lo notó al instante, la chica al lado de Tamaki no era cualquier chica.
Ella era un híbrido.
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— No debiste ocultarlo, Tamaki —regañó Mirio mientras escuchaba al híbrido de Tamaki y al de Kirishima discutir a los gritos.
— L-Lo siento.... —Tamaki agachó la cabeza y Nejire suspiró.
Tanto Mirio como ella sintieron sus cuerpos paralizarse ante la mirada amenazante posada sobre ellos.
Las orbes turquesas brillaban con furia al haber percibido las malas emociones en su dueño.
— Oe Tamaki —llamó la híbrida.
— P-Pre... séntate por favor —pidió Tamaki frente a sus amigos.
— Qué fastidio —murmuró ella y se puso delante del chico de orejas puntiagudas —. Kimura Kanon, híbrido de siberiano.
— ¿Cómo fue que terminaste con un híbrido, Tamaki-san? —preguntó Kirishima observando a su propio híbrido comer en silencio.
— B-Bueno... —Amajiki sintió la mirada de su híbrida —, me sentía solo y decidí adoptar una mascota... pero terminé confundiéndome de refugio y llegué al de híbridos, allí decidí que Kanon sería mi compañera...
El timbre de la casa sonó y el dueño de esta se levantó para abrir.
Una joven rubia y bien parecida ingresó a la sala. Yoshida Kou, la ex-novia de Amajiki Tamaki.
Katsuki —el híbrido del pelirrojo— quiso morderle el cuello al ver la sonrisa falsa de la mujer.
Tokoyami —el híbrido de Tsuyu— se removió en su sitio algo inquieto, podía escuchar los rápidos latidos del compañero de su dueña.
Mientras que Kanon —la híbrida de Tamaki— se clavaba las uñas en las palmas de la mano al recibir una mirada de advertencia por parte de Nejire para que no hiciera nada y el enojo se presentó en su forma más pura cuando Tamaki apoyó a su amiga.
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Kanon examinaba a la recién llegada, no estaría de más decir que quería ir y destrozarle la cara de idiota que tenía al estar coqueteando con su dueño.
