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Kamo Kōrai se miraba frente al espejo y leves risas salían de ella, había pasado todo el día con Midoriya tratando de ver qué prendas le quedaban pequeñas al chico, para que ella se quedara con estas, alegando que la ropa de Izuku era perfecta para hacer ejercicio.
Aunque esa no fuera la verdadera razón.
—Te queda mejor a ti, Rai —le aseguró Izuku.
Kōrai enrojeció y se cubrió rápidamente con su mano. Estando dispuesta a responderle, el sonido de la puerta abriéndose los hizo espabilar.
—Dek... Oh lo siento, no sabía que estabas aquí, Rai-chan.
—No te preocupes, Ochako, ya me iba —sonrió la pelirroja mientras se disponía a quitar el suéter.
Kōrai abandonó la habitación con el suéter a medio poner, pues Izuku le había prometido buscar otro que le quedara. Ella caminaba cabizbaja, los ojos de Izuku siempre brillaban cuando Uraraka estaba cerca, ¿por qué no podía ser así con ella?
Llegó al lado de Yaoyorozu y Todoroki, sus mejores amigos. El bicolor la examinó de pies a cabeza y soltó una pregunta al azar, ganándose un regaño por parte de Momo y una mirada triste de Kōrai.
—¿Por qué razón él llegaría a besarme?
La pareja miró a su amiga, no era un secreto que ella vivía enamorada de Midoriya y que sus inseguridades le impedían ver que ella era igual de linda que todas allí.
Momo estuvo a punto de decir algo, pero su amiga simplemente los dejó y salió a toda prisa, empujando a Bakugō, quien al ver a la chica llorar, se tragó sus insultos.
"Esa extra jamás llora"
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—Deja que te ayude —Uraraka ayudó a Kamo a sentarse. Se sentía culpable, pues la de orbes verdes había resultado lastimada al cubrirla de una explosión de Bakugō.
Kōrai la miró detenidamente. Bonito cabello, bonito rostro, piel clara y perfecta, un cuerpo envidiable y una sonrisa dulce como ella misma. Uraraka era una diosa a los ojos de Kōrai, ¿cómo sería posible que Izuku siquiera se fijara en ella teniendo a Ochako?
Kamo sabía que no era tan llamativa o dulce como Uraraka, de hecho, si la veías bien, parecía un papel en blanco. Simple y sin gracia. Y sabía muy bien que Midoriya prefería a la castaña, después de todo, era ella quien llevaba el suéter favorito del actual portador del One For All.
