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"Nunca estábamos el uno sin el otro, hicimos un pacto"
—¡Deja esa navaja, por un demonio, Hana! —exclamó el rubio enojado.
—¡Suéltame, déjame morir de una vez por todas! —la albina tiraba con todas sus fuerzas de la navaja, lastimándose en el proceso.
—¿No somos suficiente para ti? ¿No prometí protegerte toda mi vida? —preguntó el hombre con una voz triste.
—Ya no quiero escucharlos, Jin, haz que se callen —susurró la chica escondiéndose entre los brazos del rubio.
Todo había empeorado desde que su novia comenzó a trabajar en U.A, su telepatía había caído en picada debido al estrés.
Bubaigawara Jin tomó —probablemente— la decisión más importante en su vida, aquella que marcaría el futuro de su novia. La alzó en brazos y corrió a toda prisa con ella hacia la guarida, él sabía que sus camaradas lo ayudarían con aquella situación.
—Será por unas horas, sabes que aún no está terminado —le dijo el azabache entregándole la jeringa.
Todos los miembros de la Liga examinaban a la chica bien vestida que estaba inconsciente entre los brazos de Twice. Unas enormes ojeras se notaban debajo de sus ojos y las manchas de sangre en las mangas de su saco blanco jamás pasarían desapercibidas.
Toga se acercó para ayudar al rubio a quitarle el saco a la chica.
Ella significaba mucho para Twice.
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—Mi nombre es Namikaze Kohana, tengo 28 años... —susurró la albina mirando hacia el piso.
—Blah blah la Liga blah blah somos villanos —dijo Dabi —. Llámame Dabi.
La risita de la peliblanca encantó a todos allí, tanto que Magne tuvo que carraspear para que dejaran de incomodarla con sus miradas. Shigaraki —a modo de prueba— estiró su mano hacia la mujer, esperando a que ella lo apartara de un manotazo, pero nada de eso pasó.
Kohana esperaba pacientemente el toque del líder de la Liga, aún conociendo su quirk.
—Soy Shigaraki Tomura, bienvenida —murmuró él y se alejó. Ya la había reconocido, ella era profesora de tercer año en U.A.
—¡Ella es MI novia! ¡No respiren cerca de ella! —Twice se colocó frente a su novia y luego movió sus manos con emoción —. ¡Es tan linda!
