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Que los hayan separado, así como si fuera un simple juego de atrapadas, los había afectado demasiado, más aún cuando Uraraka y Asui se encontraron con aquella rubia que les ocasionó terror al primer vistazo.
La de cabellos verdes mostró una genuina expresión de miedo cuando la villana atacó a su amiga. Nadie más que ellas mismas podrían sacarlas de allí. Sin embargo, un segundo ataque hacia la castaña jamás llegó, pues una gran llamarada azul sirvió como escudo entre las muchachas.
Todoroki Rin tenía rasguños por doquier y la ropa rota llena de sangre. Incluso la mitad de su cabello había sido mal cortado.
Si la mejor de la clase estaba así, ¿qué les esperaba a ellas?
—Nada más repugnante que volverte a ver —escupió la peliblanca.
—¿S-Se conocen...? —Ochako estaba confundida y el miedo no la dejaba pensar de manera coherente.
—Claro, como buena ex-novia debo saber detrás de quiénes está mi reina —se apresuró a contestar Toga.
—Muérete Himiko —masculló la Todoroki.
Tanto Uraraka como Asui estaban sorprendidas y algo decepcionadas. No podía ser que su amiga tuviera contacto con villanos.
Ochako, quien siempre la había visto con ojos de admiración y cariño, sintió una extraña presión en su pecho cuando procesó las palabras de la villana.
—¿Detrás? ¿T-Te refieres a mí? —la voz de Uraraka era temerosa.
—¿A quién más si no?
—¡Cállate de una maldita vez! ¿¡Qué mierda te importa si estoy enamorada de Ochako!? —el lado izquierdo de su cabello se volvió rojo —. Vuelve a tocarle un solo cabello y jamás podrán identificar tu cuerpo.
Varias bolas de fuego se dirigieron hacia Toga, mientras que Tsuyu tomaba la mano de Uraraka hasta que recibieran órdenes de su otra amiga.
—¡Corre!
Ante la orden, Uraraka jaló a Tsuyu y comenzaron a correr hasta que cayeron al suelo exhaustas y con las piernas temblándoles. La adrenalina las había abandonado de un momento a otro y las inmensas ganas de llorar que tenían ambas comenzaban a intensificarse.
Asui se giró para ver si Rin las había seguido y la encontró dándoles la espalda, alerta a cualquier ataque. Lo supo al instante, nadie tuvo que decírselo, no la estaba protegiendo porque deseara.
