Unas maravillosas vacaciones

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La empresa, Joyerías Nolan, era un negocio familiar muy exitoso de la ciudad de Maine, administrado por David Nolan, diseñador de joyas y administrador de empresas quien tomó las riendas del negocio después de que su padre estuvo a punto de llevarlo a la quiebra, pero por los excelentes conocimientos de administración de David que se apoyó en su padrino, Henry Mills, también muy conocido en el mundo de los negocios y muy prestigioso en la sociedad de la ciudad, quien lo ayudó a que la empresa saliera del mal momento, convirtiéndose en dueño de la mitad del negocio y a su vez cedió su lugar a su hija menor Regina Mills, también diseñadora de joyas y administradora de empresas, oficio que aprendió de su padre a quien tanto amaba.

Regina y David habían sido amigos inseparables desde pequeños, aunque David era cinco años mayor, pero eso no era impedimento para ninguno de los dos, por lo que no fue para nada complicado llevar a la joyería a vivir los mejores momentos de gloria con su administración conjunta, era la mezcla perfecta entre sensibilidad y fortaleza, David muy entregado a su trabajo, inteligente, tierno, sensible, paciente, pero a la vez con un carácter fuerte, seguro de sí mismo y muy decidido, además de alto, rubio, de ojos azules como el cielo y una mirada muy intensa y profunda, en fin muy guapo, la sensación entre todas las mujeres de la ciudad; Regina era la temperamental, la pasional, la atrevida, la ocurrente, muy inteligente y también muy dedicada al trabajo, una muchacha muy atractiva, elegante, de cabellos negros como el azabache y de ojos café y en cuestiones de admiradores no se quedaba muy detrás que digamos.

Era la fiesta del cumpleaños 25 de Regina y sus padres, Henry y Cora y su hermana Zelina, quien la quería mucho, le prepararon una fiesta en la mansión de la familia Mills con muchos invitados, empresarios amigos de la familia quienes respetaban mucho al Señor Mills por su bondad y entereza en los negocios, además de varios amigos de Zelina y Regina los que estuvieron más que complacidos con la invitación.

Regina se arreglaba en su habitación, había decidido usar un vestido blanco de encajes, cuello de tortuga, desmangado que se ajustaba muy bien a su figura y resaltaba todos sus atributos de mujer, tenía que ser la sensación de la fiesta, era su día y no esperaba decepcionar a sus invitados, pero en especial quería ver la reacción de cierto rubio de ojos azules que no tardaba en llegar y a quien no podía esperar para bailar con él y no despegarse ni un segundo, las joyas que luciría hoy habían sido precisamente un regalo de su amigo para este día tan especial, un juego de collar, aretes y anillo de oro blanco y diamantes aguamarina muy finos, elegantes y sencillos, especialmente diseñado por él, a gusto de su amiga, sabía perfectamente lo que le gustaba, a veces hasta la sorprendía con ciertos detalles de lo que le gustaba sin que ella misma lo supiera aún, allí en su tocador terminando de dar los toques finales a su maquillaje y a su cabello, el cual luciría suelto, con ondas en las puntas y el resto lacio, su rostro y sus ojos se iluminaron como perlas preciosas de solo pensar en su amigo y que pronto lo vería.

Cuando bajó las escaleras, su padre la esperaba en el último escalón, no se equivocó, todos quedaron atónitos con su presencia, parecía una reina, mientras descendía, hizo escáner visual entre los invitados, pero no encontró lo que buscaba, o mejor dicho a quien buscaba, no había llegado aún, no podía ser posible, David siempre era de los primeros en llegar a sus fiestas de cumpleaños, pensaba mientras dibujaba una tierna sonrisa para la recepción de los invitados.

Pasadas unas dos horas de que la fiesta hubiese comenzado, aún David no llegaba y esto había apagado un poco la felicidad de Regina, no había querido probar bocado por este motivo, cuando de pronto se abrió la puerta, por fin, lo vio, había llegado, estaba ahí, pero no había venido solo, llevaba del brazo a una mujer, las alas del corazón de Regina se cayeron de golpe, era Mary Margaret Blanchard, hija única de uno de los socios de su padre, Leopoldo Blanchard, dueño de una de las empresas productoras de vino más prestigiosas y exitosas de toda la región.

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