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V

5 de marzo 1932

Tres años han pasado desde que las crisis, como le llaman los médicos, volvieron. En febrero tras el monstruo matar a la hermana pequeña de Noah en venganza por besarme. Intenté matarme, acabar con este sufrimiento, pero él lo impidió. Mis padres entristecidos, volvieron a mandarme a este lugar, a la habitación de paredes blancas.
Noah me visita pero ni siquiera lo miro. Incluso ha entrado a la sala, pero tampoco le presto atención. Mi vista va al vacío, a la esquina oscura donde el siempre aparece. Espero su llegada y allí está. No quiero que Noah se valla porque sé que ese demonio asqueroso me hará suya. No obstante, sé que se marchará, lo estoy ignorando y así lo seguiré haciendo, no deseo que acaben con su vida.

- Bien por ti, pequeña.—susurran en mi oído.

Sé que es él porque ya Noah no está. Aunque hace dos años esto está pasando, me aterro como la primera vez y una vez más el monstruo me supera en fuerza y me hace suya.

Después de que ha terminado su misión desaparece como de costumbre, grito y me estremezco en el lugar, ganándome solo la atención de las guardias, quienes entran, me cargan y me llevan a donde solo sentiré más dolor que curación.

La electricidad recorre mi cuerpo, arde, sufro en silencio. Que me torturen de esta forma por algo que realmente pasa, por algo que realmente existe, me duele más que las propias olas de corriente que esta máquina produce contra mí.