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III

29 de Julio, 1930

Él está aquí, puedo sentirlo. Hoy es su día, esta es la hora de su llegada. Nunca hay un retraso o adelanto, ni un minuto más, ni un minuto menos. Las paredes blancas tiemblan, el suelo ruge y se abre. Me toca las piernas descaradamente, grito. Los guardias de la clínica-psiquiátrico llegan. Les pido ayuda, les señalo al monstruo, me observan con rareza. ¡Claro! ¡Qué estúpida!, ellos no pueden verlo.

-Shh calla— susurra en mi oído.

Volteo,sólo es un sombra que se esparce por el viento y desaparece. Me tranquilizo y asombro por lo rápido de su partida. Los guardas proceden, no debí hacer lo que hice. Me levantan y me llevan consigo a otro lado de la clínica, no es la silla, no, es una camilla. Me acuestan y conectan diversos claves en mi cabeza, lo activan todo, no sé qué pasa, sólo que me duele muchísimo. Quema, arde, vibra, siento latidos en mi sien, pero lo más doloroso es que aún y escuchando mis gritos, ellos no se detienen. Terminan el proceso. Me devuelven a mi habitación de paredes blancas,se marchan y el vuelve. Corro rápido hasta la puerta, la tocó desesperada, pero por alguna razón que desconozco, no pueden escucharme. El monstruo cubre mi boca, me observa, sus ojos amarillos carecen de iris,sólo son amarillos, felinos, ansiando tocarme, devorarme. Hoy es el día, sé que es hoy. Me aterra,no quiero que pase ¡No quiero!, lo repugno, me da asco, esto no puede pasarme a mi, no a mí.

—Hoy es el día, es hora de dar el siguiente paso, hoy serás mía Yeik. —me habla,pasivo, sonríe, se burla, disfruta verme sufrir, se alimenta de mi miedo.

Clava sus garras cortas pero afiladas en mis brazos, aprieta con fuerza y me hace suya. Todo es rápido, duele, sangro. Mis piernas tiemblan, mi corazón se acelera. Ya no soy más una señorita, con 15 años dejé de serlo y en manos de un monstruo, del demonio que noche y día me tortura hasta en mis sueños.