MAS CERCA

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XVI 

MAS CERCA

El aroma del lugar golpeó contra sus sentidos apenas ingresó. La quietud característica junto a la imagen de las altas bóvedas y de la luz filtrándose por los vitrales bañando los pilares y el piso, le provocaron un agradable sobrecogimiento.

Aunque no estaba realmente seguro del porqué, cuando el taxista le preguntó su destino lo primero que se le vino a la mente fue la catedral; y ahora aquí, parecía que su cuerpo sabía exactamente a donde ir. Caminó lentamente por uno de los pasillos laterales mientras escuchaba el sonido suave de los cantos de los diáconos; y aunque había más feligreses que la vez pasada, nadie reparó en él en su camino; eso le agradó, le incomodaba que, por su apariencia, herencia de su pasado como vampiro, siempre llamara la atención.

La capilla esta vez tenía la puerta abierta y no había nadie dentro. Los rayos de luz que se filtraban por los ventanales situados en lo alto de las paredes hacían visibles las partículas del aire, semejantes a polvo blanco, lo que le daba un aspecto más apacible al lugar.

Ingresó lentamente cerrando la puerta tras él, y su vista fue atraída al instante por la figura situada al centro. La mujer con expresión bondadosa que cargaba a su hijo en el brazo izquierdo parecía darle la bienvenida. Se paró frente a ella y la observó atentamente. Él no creía haber sido alguien religioso en su pasado, ¿o sí?... ¿un vampiro podría serlo? es decir, si existía un ser superior divino, al menos uno bondadoso como lo que parecía representar esa mujer ¿por qué habría permitido la existencia de los vampiros?

Se acercó a un reclinatorio y se sentó en la silla frente a él. Después de mirar por un par de minutos el rostro de la mujer, paseó la vista por el lugar. No era muy amplio, apenas unos cuantos reclinatorios; pero su bóveda era alta. El sonido de los canticos llegaba amortiguado y tenía la impresión de que si hablaba su voz haría eco. A ambos extremos la pared estaba recubierta con madera gravada con rosales en relieve. Un diseño que contrastaba bastante con el hecho de que parecía que exclusivamente lirios blancos eran reservados para los jarrones de este lugar. Hablando de eso; el aroma de dichas flores pronto invadió sus sentidos por completo.

Si continuara siendo un vampiro habría percibido este aroma intensamente aun sin haber entrado aquí; claro, ahora eso es imposible.

Agitó la cabeza en negación al darse cuenta de lo que estaba pensado. Él ahora era humano; era obvio que sólo podría percibir tenuemente los aromas; de hecho, todos sus sentidos eran los de un humano, así que no tenía caso seguir en el pasado; ahora debía pensar y vivir como un humano.

Como un humano...

Debería...

—Debería...

A pesar de saber eso, aun así, el aroma de los lirios era suficiente para provocarle una sensación extraña en el pecho.

—¿Qué buscas realmente Kuran?

—¡¿Zero?! —Se sobresaltó y llamó aquel nombre desesperadamente por impulso sin saber por qué, al tiempo que se giraba bruscamente; sin embargo, a pesar de haber sonado tan clara, para su sorpresa tras él no había nadie.

Su corazón comenzó a latir muy rápido entonces. Se puso de pie y miró a todos lados desesperadamente, pero solo pudo confirmar nuevamente que en la capilla no había nadie más que él.

Se llevó una mano a la cabeza y nuevamente miró el rostro de aquella mujer y su hijo; entonces sonrió.

—Así que así sonaba su voz...

EN OTRA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora