VIII
CATEDRAL
Ichijō comenzó a bajar las escaleras del pasadizo y pronto ambos estuvieron frente a una gran puerta blanca con el emblema de los Kuran en cada ala. Ichijō la abrió para él y le cedió el paso.
—Adelante —dijo.
Zero ingresó y casi de inmediato pudo escuchar la puerta cerrarse tras él y los pasos del noble alejándose; se giró un tanto desconcertado y se quedó mirando la puerta, entonces se llevó una mano a la cabeza y enterró sus largos dedos entre su cabello en un gesto de fastidio. ¿Desde cuándo había adquirido el desagradable hábito de visitar al sangrepura a solas?. Hasta hace unos años solo con Yūki había bajado y casi siempre se había sentido un intruso, incluso hoy se sentía algo incomodo y avergonzado; y sin embargo... ¿parecía comenzar a ser algo normal al punto de que Ichijō no hizo comentario alguno al respecto y simplemente se marchó?... Sus mejillas se tiñeron por un instante de un sutil carmín. Quizá debería replantearse sus acciones.
Se volvió nuevamente y miró hacia lo alto. Ahí estaba él, impasible como siempre; aunque no era como que esperara algo diferente, simplemente no se acostumbraba todavía. Con Ai también había bajado en dos ocasiones, la primera fue cuando quiso dejarle claro que Kaname era su verdadero padre y la segunda, hace unos meses, después de que fuera trasladada a vivir a la academia para su protección. Pero hoy, hoy nuevamente bajaba aquí solo y ni siquiera estaba a bien seguro de por qué. Quizá estaba molesto o frustrado o quizá simplemente quería hablar.
¿En qué momento fue que se volvió de esta manera?... Ahí estaba Kaito, su sensei o Takuma para hablar, entonces ¿por qué... Bueno, la verdad es que a pesar de contar con ellos, no podía hablarles con sinceridad.
—¿Debería preguntarte cómo estás, Kuran?
Su voz resonó de manera grave en la estancia y casi de inmediato sonrió débilmente y agitó la cabeza en negación.
—Hmmp... creo que eso sonó a burla, quizá ni siquiera me escuches; una parte de mi sigue deseando que sea así.
Concluyó en un susurro para sí; luego se acercó más hasta situarse justo frente al ataúd de hielo y volvió a mirar al vampiro ahora con mayor detenimiento. Hacer eso también se estaba volviendo un hábito del que ni siquiera era consciente.
Kaname se mantenía en ese sitio cual efigie indemne al paso del tiempo; solemnemente inalterable. Cuyo rostro tranquilo, de manera involuntaria, había podido memorizar por completo; pero que, pese a eso, seguía atrayendo su atención como la primera vez que bajó.
Verlo a veces le provocaba enojo, otras, nostalgia, y otras, quizá la mayoría, frustración; pero aun así seguía viniendo. Estaba seguro de que ni Yūki, ni Ichijō ni nadie más comprendería sus motivos, pero es que simplemente este lugar lo tranquilizaba. Aquí podía pensar y aclarar sus ideas; pero... también era cierto que venía porque se dio cuenta, solo después de que Kaname se arrancara el corazón y lo arrojara al horno, que quizá era el sangrepura quien mejor lo comprendía. Ahora solo podía venir y hablar sin esperar una respuesta.
Sonrió con tristeza.
—Ella ha pedido que nos demos un tiempo —dijo finalmente mientras observaba sus manos —Para ser más exactos, me dijo que no quiere ver mi cara por un tiempo. Al principio creí que estaba estresada y que estaba saliendo con algo estúpido de nuevo, pero no fue así. Te había dicho que se la pasa con un ojo sobre mí ¿no?, era algo molesto, pero comenzaba a acostumbrarme y a ignorar el hecho; pero fue por eso mismo que se dio cuenta de aquel ataque que sufrí. Eso la puso furiosa y fue al senado a ordenarles prácticamente que no me pusieran una mano encima o se quejaran conmigo de nada y luego trajo a Ai a la academia. Fue algo impulsiva sin duda, pero por primera vez le mostró al Consejo su condición de Reina sangrepura. Como sea, respetando su decisión, no la he visto desde entonces, y como no puedo imponer mi presencia a través de Ai, tampoco la he visto a ella desde la ultima vez que la traje aquí.
ESTÁS LEYENDO
EN OTRA VIDA
Hayran Kurgu"Si pudiera en otra vida volver a empezar, diría "te amo" aunque fuera una sola vez, no te dejaría marchar, seriamos sólo tú y yo. "Si pudiera en otra vida volver a empezar, no tendría que decir... que fui yo quien te perdió" [...] El tiempo transcu...