-Capítulo 2-

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Pareces pensativo- dijo Pieck- ¿Ha pasado algo?

Porco estaba estirado en un uno de los sofás de la sala de reuniones. Sur piernas estaban dobladas y sus manos entrecruzadas en el pecho. Giró ligeramente la cabeza la derecha, hacía el sillón donde se sentaba Pieck. La miró de reojo y luego volvió a llevar la mirada al techo. No dijo nada.

-Va, habla- insistió- normalmente hablas mucho, pero ahora estas más callado de lo normal.

Porco resopló. Se hizo derogar y al cabo de unos largos segundos se decidió por pronunciarse.

- La semana pasada hablé, o como se le pueda llamar, con Reiner.

- ¿Y?- Preguntó Pieck

- ¿Cómo que "y"?- Respondió Porco con cierta tirria- Tan solo eso. Hablé con Reiner.

- Entonces, ¿Por qué estas de esta forma?

- ¿De esta forma cómo? - vaciló Porco. Mantenía la mirada en el techo

- Pues que, para ser una simple conversación, se te ve bastante afectado. Es lo que yo veo al menos- le dijo la joven.

Porco volvió a resoplar. Esta vez de forma más ruidosa.

- ¿No me vas a decir el por qué de tu humor, ¿verdad? - Pieck volvió a interpelarle.

Porco se quedó callado mientras dejaba que su silencio hablara por él.

- Venga, somos amigos. Nos conocemos desde niños- empezó Pieck intentando convencerle- nos podemos contar nuestros problemas ya lo sabes. Mira, el otro día Karlo, uno de los miembros del escuadrón panzer me envió una carta declarand....

- No te he pedido que me cuentes tu vida, Pieck- le interrumpió Porco, ahora más malhumorado que antes.

Pieck se mantuvo en silencio y no quiso ni hacer un mínimo movimiento. Nunca había visto a Porco con ese humor.

- Mira- empezó Porco tras volver a resoplar- estoy preocupado por el estado de Reiner- el rostro de Pieck dibujó una expresión de sorpresa

- Pero si a ti nunca te ha import....

- Ya lo sé- la interrumpió- pero ahora es diferente. Ya no somos críos. Me preocupa, solo es eso. Ahora ya lo sabes.

Pieck lo observaba con atención. Acercó su cuerpo en dirección a Porco y con una voz casi murmurando le dijo aquellas palabras que no quería oír.

- ¿Sabes que fue responsable de la muerte de Marcel? – Pronunció finalmente con gran dificultad, sabía que era un tema delicado- ¿Por qué de repente ahora te importa?

Se hizo el silencio. Porco miró a Pieck y ella le devolvió la mirada. Se aguantaron la mirada durante un par de segundos que parecieron una eternidad.

- Creo que me gusta Reiner- concluyó Porco. Miró a Pieck con cierta culpabilidad esperando que ella pudiera ordenar su mente.

Pieck lo miró atónita sin saber muy bien que decir. Supo leer perfectamente la mirada de su amigo, pero ni si quiera ella sabía que hacer en esta situación. Porco también entendió el mensaje escrito en el rostro de Pieck. La miró con resignación y volvió la vista al techo. Ella sabía que Porco le gustaban los hombres, no era nada nuevo para ella. De hecho le había ayudado varias veces a seducir a algunos soldados de Marley, pero ahora la cosa era distinta

- Bueno – empezó Pieck improvisando sobre la marcha- De momento no puedo ayudarte. Quizás si me explicas un poco como ha sucedido esto, entonces podría hacer algo por ti o por vosotros- dijo con nerviosismo mientras reía para destensar el ambiente.

- Se que suena estúpido y seguramente irracional a la vista de todos, incluso para mí. Se perfectamente lo que hizo Reiner, tampoco puedo culparlo eternamente; quien sabe que habría hecho yo en esa situación- dijo Porco, ahora más calmado- creo que todo empezó cuando se marchó a Paradís y empecé a idealizarle. La cosa continuó el mes pasado cuando regresasteis. Simplemente, como decirlo, aluciné con el cambio que dio Reiner; encontré que estaba guapísimo- rio avergonzado- No me malinterpretes Pieck, no estoy enamorado ni nada por el estilo. Digamos que simplemente me atrae físicamente y no te negaré que le tengo ganas, ya sabes como soy en estas cosas.

- Entonces- empezó Pieck, quien ya estaba más que interesada por el asunto - ¿Quieres acostarte con Reiner? ¿Es eso? - preguntó sin ningún tapujo.

- Se podría decir que si- respondió Porco sin vacilar- el problema ahora es como lo atraigo, no parece estar con muchos ánimos últimamente. Además, ni siquiera sé si le gustan los hombres, así que tengo bastante trabajo por hacer.

- Quizás yo podría ayudarte a averiguar eso- mencionó una Pieck que se asignó cómplice de la nueva misión de su amigo.

Porco se levantó de golpe del sillón donde estuvo tumbado todo ese rato. Miró a Pieck con cara de cachorrito al mismo tiempo que esbozaba una sonrisa pícara.

- ¿harías eso por mí? – suplicó Porco como si de un niño pequeño se tratara.

- Claro, déjalo en mis manos – sonrió la joven.

- Te debo una Pieck- le dijo mientras acercaba su mano para cerrar lo que seria el pacto.

- Me debes más de una, y lo sabes- le respondió y acerco también su mano

Encajaron sus manos y sonrieron con complicidad.   

Redención     [Galirei, PorcoxReiner]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora