-Capítulo 4-

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Reiner recordaba mejor de lo que pensaba. Recostado en su cama comenzó a dibujar imágenes en su cabeza y poco a poco su cuerpo empezó a elevar su temperatura, tan solo le bastó con acordarse de aquel chico castaño de preciosos ojos verdes.

Por aquel entonces tenia 17 años y tras haber derribado el muro María y vivir como refugiado, por fin había encontrado una cierta paz en el campamento de reclutas. Le recordaba a cuando entrenaba para ser soldado de Marley, solo que esta vez destacaba en todas las pruebas y eso tenía repercusión: era admirado y respetado por todos los cadetes. Sentirse así le gustaba, por fin era alguien. Ya no era ese guerrero inútil que quedaba último en todas las pruebas y que había conseguido su posición tan solo porque su difunto amigo había hablado bien de él para proteger a su hermano. Esta vez era diferente y quería disfrutar hasta el último momento de ello, de todas esas sensaciones. A sus compañeros Bertholdt y Annie, sobre todo ella, no les acababa de convencer que actuara como un hermano mayor con esos demonios de Eldia. Pero sabiendo todo lo que, tanto él y como ellos, habían pasado dejaron que disfrutara de aquellos momentos de gloria.

Reiner se veía como el hermano mayor y protector de todos y, poco a poco esa imagen que tenia de aquellos sujetos como demonios empezó a desfigurarse. Sabía que no debía ser de ese modo, que debía mantener sus ideales de guerrero, pero verse como un soldado le permitía liberarse y dejar de lado todas las presiones y culpas. Por ese motivo empezó a actuar como alguien totalmente diferente, quería ganarse la estima de todos esos cadetes y, sobre todo, quería sentirse querido y respetado.

Había un recluta en concreto que llamó su atención. Quizás fuese porque se vio reflejado en él. Sin duda el chico tenia una gran determinación y un objetivo más que respetable. Sin embargo, no siempre destacaba ante los demás y a menudo se mostraba torpe en diversas pruebas. Eren Jeager se llamaba y por infortunio, al menos para Reiner, provenía del distrito que destruyeron hacía ya cinco años.

Poco después de entrar en el campamento militar, el mismo Eren le había pedido personalmente que le ayudara a mantener el equilibrio con el equipo de maniobras tridimensionales. Esa fue la primera vez que conversaron. Reiner le ayudó en todo lo que pudo, aunque finalmente resultó ser que su torpeza de debía a un cinturón roto. Aun así, siempre estaba ahí para echarle una mano. Eren también hacía lo mismo con él, y a medida que pasaban los días su relación se iba estrechando cada vez más y más.

Tras las cenas mantenían largas charlas bajo la luz de la luna; desde conversaciones banales a profundas reflexiones. Hablaban sobre las anécdotas del día, pero también de sus inquietudes una vez se convirtieran en soldados, el futuro de la humanidad y la razón de su existencia. Eren solía hablar mucho más que Reiner, sobre todo cuando salía el tema de la infancia, pero Reiner disfrutaba escuchando las palabras llenas de entusiasmo y esperanza del joven. Y en esos momentos cuando no era más que un oyente, Reiner se detenía a observar con detalle cada milímetro del rostro de Eren. Contra más lo examinaba más perfecto le parecía. Tuvo la sensación de que Eren hacía lo mismo cuando él hablaba y esperaba que también pensara lo mismo de él.

Nunca se había cuestionado acerca de sus gustos. Daba por hecho que le gustaban las mujeres, al menos Christa, otra de las reclutas, confirmaba eso. Sin embargo, Eren había hecho que se cuestionara ligeramente ese aspecto. Realmente no pensó mucho en ello. En vista de la situación, que más daba si le gustaban las chicas o los chicos; ¿acaso eso iba a afectar en la misión? Ahora podía sentirse como le diera la gana, así que no le dio muchas vueltas al asunto y dejó que todo en su interior fluyera, no tenía intención de contener sus deseos. Solo faltaba saber si Eren contendría los suyos.

Sucedió una de esas noches, los dos jóvenes estaban apoyados en el pasamanos de delante de la cabaña, el uno al lado del otro, pero separados ligeramente. Hablaban sobre quien de sus compañeros les ganarían en un combate cuerpo a cuerpo. Dieron por obvio que tanto Annie como Mikasa les ganarían. Armin era plato fácil para ambos. Jean podría dar juego, pero tarde o temprano acabaría en el suelo. Bertholdt les hizo dudar a ambos, a primera vista no parecía un enemigo temible pero sus resultados en las pruebas indicaban otra cosa; decidieron que Eren empataría con él mientras que Reiner seria capaz de vencerlo tras un duro asalto. Entonces llegó la pregunta definitiva: ¿Quién ganaría de entre ellos dos?

Redención     [Galirei, PorcoxReiner]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora