Había pasado un mes desde que Roberto despidió a Raymundo y ahora todas las tardes de Elías consistían en pasar horas frente al televisor mientras él y su padre llenaban sus estómagos de snacks, esto provocó que la capacidad de ambos se expandiera, por lo que poco a poco la cantidad de comida que padre e hijo consumían incrementaba.
Pero también la terrible alimentación y el intenso sedentarismo de ambos hombres provocó un efecto secundario: sus estómagos siempre estaban llenos de gas debido al refresco, los lácteos y la grasa en general que contenía la chatarra que ingerían diariamente.
Al principio fue sutil, los pedos sólo se escuchaban cuando alguno de los dos usaba el baño y los eructos los ahogaban para expulsarlos como si fueran un suspiro, ya que, a pesar de todo, ambos conservaban todavía un poco de decencia.
Esto cambió una tarde, cuando Elías terminó de cenar y quedó tan lleno que no pudo evitar dejar salir un sonoro eructo que dejó atónito a su padre. Elías esperaba ser regañado por tal muestra de poca educación, pero en su lugar, su padre le respondió con otro eructo, casi igual de fuerte.
Ambos comenzaron a reír, lo que provocó que Roberto dejara salir un pedo que hizo un sonido muy grave, mismo que Elías respondió con un pequeño gas que salió de su trasero, ambos rieron nuevamente y entendieron que ninguno tenía problema con expulsar los gases que les provocaban semejantes manjares calóricos.
Después de este incidente, los eructos y los gases se convirtieron en algo común para ambos, ya sea que estuvieran comiendo, viendo películas o jugando videojuegos, cualquier momento era bueno para dejar salir un gas, inclusive a los pocos días Roberto y Elías comenzaron a llevarse pesado, tirándose gases el uno al otro con el simple afán de divertirse.
Eran las 7 de la tarde de un sábado. Elías y Roberto se encontraban sentados en el sillón, rodeados de bolsas de frituras y botellas de refresco vacías, habían estado allí desde las 11 de la mañana, librando batalla tras batalla en Mortal Kombat mientras rellenaban sus estómagos de snacks en lo que llegaba la comida que ordenaron para la hora de la cena.
"Jajaja. Te gané de nuevo" – Dijo Elías mientras se llevaba un puñado de papas fritas a la boca.
"¿En que momento te volviste tan bueno Elías? – Respondió su padre mientras hacía lo mismo.
"Desde el momento en que empecé a jugar todas las tardes jajajaja ¿Otra ronda o qué?" - Respondió Elías con un tono desafiante en su voz.
"Ya sabes la respuesta" – Respondió Roberto mientras limpiaba la grasa de las papas en su playera y presionaba el botón de start en el mando de la consola.
Pasaron alrededor de unos veinte minutos y el teléfono de Roberto sonó, indicando que la comida rápida que habían ordenado ya estaba en la puerta de su casa, por lo que pusieron pausa al juego para ir a comer.
"Para que no me extrañes mientras regreso" – Dijo Roberto mientras ladeaba un poco una pierna hacia Elías para dejar salir un sonoro pedo.
"Eres un cerdo pa' jajajaja" – Respondió Elías con una carcajada mientras sentía el ligero aroma a frituras que tenía el gas que expulsó su padre.
"Haz espacio en la mesa Elías, son muchas cosas" – Gritó el padre mientras cerraba la puerta.
Elías se levantó rápidamente del sillón, se dirigió al comedor y tan pronto como pudo tomó la basura que había quedado del pollo frito que comieron con anterioridad, la depositó en la basura y sacó del refrigerador un refresco de 3L, ya que desde hace tiempo el refresco que incluían en las comidas no les bastaba.
Roberto a comenzó a sacar la comida de las bolsas que recibió del repartidor.
"Dos hamburguesas, nuggets, papas con queso, aros de cebolla y dedos de queso. Esto es tuyo" - Dijo Roberto mientras ponía la comida rápida frente a su hijo, quien ya se encontraba salivando por tan sólo ver la comida que iba a ingerir.
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Malos hábitos
General FictionRoberto se acaba de divorciar y pretende dar rienda suelta a todos los hábitos que había reprimido durante años. ¿Cómo afectará esto a Elías, su hijo de tan sólo 15 años?