Parte V - Revelación

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Ha pasado un mes y medio desde esa noche en que Roberto y Elías se olvidaron completamente de su intento fallido de dieta y ahora lo único que les importaba era ser felices disfrutando de buena comida y videojuegos a todo momento posible, con la excusa de que si engordaban demasiado o su salud se veía afectada, ahora sí se dedicarían a bajar de peso, pero eso era algo de lo que se olvidarían también muy pronto.

Durante este tiempo Elías llegó a la conclusión de que, en efecto, le gustaba subir de peso y sentirse más gordo, así que a pesar de que sabía las consecuencias para su salud, decidió dedicarse a engordar, algo que con los hábitos que fomentaba su padre, no le costó trabajo lograr.

Además, el chico adoptó muchos otros hábitos de su padre que lo volvieron más perezoso y desaliñado, el chico también dejó de bañarse diariamente, comenzó a dejarse el cabello algo largo y ya no le importaba si la ropa no le quedaba o si estaba sucia, si se quería poner algo se lo ponía, sin importar nada más.

Roberto por su parte, no tardó en volver a esos hábitos también, por lo que la casa decayó rápidamente de nuevo, constantemente estaba llena de la basura de los alimentos que consumían los dos gordos que la habitaban, sin mencionar el olor a grasa y aromas corporales de ambos, aunque afortunadamente, eran los únicos que allí vivían y ya se habían acostumbrado.

Pero además, algo extraño pasaba con Roberto y aunque en cierta parte le preocupaba, no podía evitar hacerlo y es que a veces, cuando observaba a su hijo llenar su barriga con la comida chatarra que tanto le gustaba, no podía evitar sentir una sensación de satisfacción que se veía reflejada en la forma de un erección. 

Aunque trataba de no pensar en ello por las implicaciones poco éticas que tenía, esto derivó en que muchas veces Roberto animaba a Elías a comer más, invitándole una o dos porciones extra o pidiendo comida de más para que Elías la consumiera, la sensación se sentía como si deseara que su hijo engordara más y más, algo que a veces le daba algo de culpa y preocupación por la salud de Elías, pero tras ver a Elías sobar su panza bien llena, esta sensación de culpa se veía opacada por la de satisfacción.

Era una típica noche de Domingo, en la que Roberto y Elías se encontraban cenando pizza tras una rigurosa tarde de jugar videojuegos, los platos se habían acumulado en el fregadero y sobre la barra de la mesa se hallaban una cantidad increíble de bolsas de comida rápida que había sido consumida en días anteriores.

"Ufff papá que rica estaba la pizza de esta noche" – Dijo Elías mientras sobaba su panza llena sobre su apretada playera.

"Oh vamos campeón. No me digas que ya te llenaste. Todavía queda una pizza más. Eructa para que saques aire y puedas comer más" – Respondió Roberto mientras comía pizza a dos manos, para incitar a Elías a comer un poco más.

*BUUUUUUUUUURP* - Dejó salir el chico gordo mientras sobaba su panza y sentía como su pene se paraba un poco dentro de su pantalón.

"Tienes razón papá, está muy rica como para no comer más" – Contestó el chico gordo de 15 años, mientras abría la nueva caja de pizza, emocionado por comer más.

"¿Y qué quieres desayunar mañana antes de la escuela?" – Preguntó el padre a su hijo mientras su hijo se metía la pizza a la boca.

"Ví en Facebook una receta de una malteada hecha con gansitos y helado de vainilla. ¿Qué te parece si intentamos hacerla? – Respondió entusiasmado el chico, quien desde hace algún tiempo comenzó a seguir páginas que preparaban comida chatarra extrema.

"Va, me late eso Elías. Suena delicioso. ¿Con hot cakes para acompañar?" – Dijo el padre ofreciéndole aún más calorías a su ya gordo hijo.

Malos hábitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora