Parte VI - El Médico

2.2K 39 6
                                    

Han pasado dos meses desde que las cosas cambiaron nuevamente en ese hogar, Elías por su parte se desenfrenó completamente al comer y adoptó un hábito característico de su padre, dejó de usar playera mientras se encontraba en casa, mostrando completamente el peso que estaba ganando, algo que se volvió sumamente evidente gracias a las estrías que comenzaron a salirle en la panza y sus brazos debido a la velocidad con la que estaba engordando.

Por otro lado, tras descubrir que su hijo estaba disfrutando de su aumento de peso, Roberto se dejó llevar, por lo que la salud de Elías ya no era algo que lo preocupara y con tal de ver a su hijo engordando y feliz, incitaba a Elías a comer aún más, muchas veces al punto en que el chico apenas y podía respirar tras atacarse en prácticamente cada comida.

Algo más que comenzó a hacer el padre, fue incrementar las calorías de cada comida que consumía Elías, añadiendo mantequilla derretida a casi todos su alimentos, o sustituyendo leche por crema para batir, entre otras cosas. 

Esto culminó en un incremento de peso muy acelerado para el ya obeso muchacho, pero además, con todas las grasas y calorías que consumía diariamente la condición física de Elías se fue viendo cada vez peor, por lo que caminatas simples o subir las escaleras, provocaban que el chico se agitara rápidamente y comenzara a sudar.

También l contacto físico y las bromas se volvieron algo común entre ellos, todo el tiempo pasaban sobando la panza del otro, dándose palmadas o pellizcos en las lonjas para divertirse, algo que terminaba por excitar a ambos hombres en su día a día.

Elías se encontraba en la secundaria durante la clase de educación física, estaba completamente cubierto de sudor y jadeando tras calentar por tan sólo cinco minutos, esto, sumado a lo apretado que le quedaba su uniforme escolar, volvía inimaginable pensar el hecho de que hace un par de meses, éste chico era un gran atleta.

Sonó el silbato del profesor y todos los chicos comenzaron a hacer el siguiente ejercicio que consistía en realizar una serie de saltos de tijera. Elías se quitó el sudor de la frente con su regordete brazo, exhaló y de mala gana empezó a saltar, provocando que su panza y sus tetas de chico rebotaran con pesadez con cada repetición.

Elías siguió con el ejercicio por un par de minutos, hasta que un dolor en el pecho lo hizo detenerse abruptamente, se sintió mareado y tuvo que sentarse en el piso para poder calmarse y respirar. 

El profesor sonó su silbato nuevamente y detuvo la clase para inspeccionar a Elías, quien aún respiraba pesado, seguía mareado e incluso veía borroso, pero podía escuchar los susurros de algunos de sus compañeros haciendo comentarios sobre su peso, algo que dentro de todo lo que estaba sucediendo, lo puso contento.

"Chicos, ayúdenme a levantarlo y a llevarlo a enfermería" - Dijo el profesor mientras se dirigía a Sebastián y Alfredo.

Tras algo de esfuerzo, los tres lograron levantar a Elías y lo ayudaron a llegar a la enfermería dónde lo sentaron nuevamente en una silla que rechinó un poco tras recibir el peso del chico, el profesor agradeció a los alumnos y procedió a explicarle al médico escolar la situación de Elías, incluyendo por supuesto, el notorio aumento de peso que había tenido el chico durante los últimos meses.

"¿Nombre?" – Preguntó el Doctor en el consultorio escolar, mientras cerraba la puerta del consultorio y se dirigía a una estantería que tenía todos los expedientes de los alumnos de la escuela.

"Elías Gómez" – Respondió el obeso muchacho con una respiración bastante agitada.

"Bien... necesito pesarte así que por favor ponte de pie y súbete a la báscula, creo que es lo primero que tenemos que revisar" – Dijo el doctor escolar con una suma preocupación al ver cómo a un chico de tan sólo 15 años le agitaba con el simple acto de levantarse de su silla a causa de tal grado de obesidad.

Malos hábitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora