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Mashiho.

Accedí sin decir otro palabra, le ayudaría. Pero todo este favor me había llevado hasta tres cuadras después de el lugar donde se suponía tomaría el transporte. Pensé que era una simple mano, que tal vez solo necesitaba desaparecer unas cuantas calles, no que  me arrastraría a donde el quisiera.

Hey.

—¿Sí?— Se detiene y me mira con preocupación. Es la primera palabra que dice después que salimos apurados del lugar.

Lo siento pero, siento que me secuestras.

Junkyu no se veía en sus casillas, solo extraviado. Parecía no entender lo que sus pies tocaban, o los locales que nos rodeaban, como si fuese un pequeño niño que ha perdido toda noción del tiempo, que ha despertado después de tantos años y por fin reconoce su realidad. Entrelaza nuestras manos, las suyas temblorosas y húmedas. Yo no puedo creer que lo haga con tanto libertad, como si fuese tan común que dos chicos a nuestra edad andarán tomados de los dedos.

¿Estás bien?

—No lo sé, ¿Y tú?

La pregunta es muy amplia, y solo lo comprendo cuando el la devuelve. No estoy bien, no últimamente, pero tampoco sé si debo confiar en él de la misma manera en que confié en Doyoung, porque el es el maldito hijo de mi instructor.

Estoy mal.

Se adelante cuando termino de formular mi respuestas. Y veo en sus bonitos ojos café que nuestra desesperación es similar, que ninguno quiere ser juzgado, solo aceptado.

Estoy muy mal.

Todo sigue su curso. Las personas siguen en caminando, metidos en sus asuntos. Los carros suenan, el bullicio y los sonidos extra siguen ahí, pequeñas campas de las diferentes tiendas reventando con las puertas, gente saliendo y entrado. Nosotros muy a diferencia nos hemos detenidos.
Mi preocupación es honesta, y muy en el fondo siendo alivio. Estoy desesperado y necesito uno, así que lo abrazo cuando no veo más que compasión en su rostro, y el mío impacta un poco más abajo de su hombro. Sus brazos tardan en rodearme, no porque no quiera, sé que tiene miedo de que me arrepienta de mi estúpida acción.
Esto es muy raro, y repentino. Es nuevo, pero se siente muy bien. Deseo que las cosas cambien para mi, para Doyoung; y si Junkyu lo necesita, también. Quiero que las cosas cambien para las personas que se sienten tan atascadas como yo, que puedan hallar su zona de confort. Empiezo a llorar de impotencia, porque quiero cambiar el mundo en el que vivo.

Quiero que me muestres...El mundo que me he perdido.

Seco mis lagrimas con la manga de mi antiguo suéter, Junkyu me ayuda con sus pulgares. Yo trato de procesar su nueva petición, porque sí lo conozco, pero lo odio. No quiero mostrarle algo que le lastime; no quiero mostrarle mi realidad. Si él no lo conoce, entonces fingire vivir lo que siempre he soñado.

¿A qué te refieres?

A esto.

Sus expresiones no se me hacen familiares, entonces caigo en cuenta de que aún somos totales desconocidos, que no puedo entenderlo muy bien.

¿Esto?

—Tú y yo.

La idea de estar con un chico me aterra. Sé que no se refiere a mi, a nosotros, pero la vaga idea me descompone. Siempre han supuesto que me gustan  los chicos por mi forma de actuar, pero nunca me ha gustado uno, y en mi vida solo he tenido una novia. Creo que esto es un malentendido; pero tampoco pienso hacer algo al respecto.

Todo lo que haces, todo lo que dicen que está mal... Yo, siento que quiero eso.

Sonrío, porque juzgue la situación mal. Lo vi leyendo mi memo. Solo tiene curiosidad.

Bien, ¿Cual es nuestro plan?

Me emociona la idea de compartir mis gustos con otra persona más, y haberlo descubierto solo en un día. Siempre me mantuve rodeado de gente neutro o tóxica, más cuando practicaba un deporte tan exclusivo. Empiezo a creer que soy valido, que no estoy tan solo.

¿Hoy? Ir a cine, y comprar hamburguesas.

Lo dudo, más de lo que a el parece agradarle. Mi horario de hoy era asistir a la integración e irme estrictamente a vivienda. Mi celular se ha quedado sin llamadas, y aunque podría no llegar tan tarde, sería lo suficiente para castigarme.

Está bien.

Pero qué mas da. No recuerdo haber roto alguna regla, no recuerdo haberle faltado el respeto a mis padres, no dentro de mi moral y lo que en realidad importa, entre eso no entra un pedazo de tela.

¿Tus padres no te van a reprender?— Me preocupo más de él, que por mi.

Sí, pero esto lo vale.

nasty; m a s h i k y u Where stories live. Discover now