nasty; m a s h i k y u

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Mashiho.

Esto es vergonzoso.

A lo largo de mi vida me han gustado una cantidad considerable de chicas, pero solo con una de ellas tuve el valor de estar, mantener un noviazgo que terminó siendo un fiasco. Los otros intentos, no fueron tan diferentes, solo  me arrepentía justo antes de tener algo formal. Supuse que era miedo al compromiso, o porque siempre pretendían que yo diese el primer paso.

Ahora me estoy ahogando en un maldito vaso se cloro, y por un chico.
No dejo de pensar en lo que hicimos, en lo que hice, en su estúpida voz, y sus bonitos cumplidos.

Por primera vez en mi vida, tengo miedo de no ser lo suficiente. Mi ego está lastimado.

Mamá no me cree cuando le digo que me siento pésimo, no lo hace porque mi temperatura es normal. Me pregunto por qué la inestabilidad emocional no es excusa valida.

Quiero llorar en los brazos de Doyoung, estar en este lugar solo me hace más daño.

¿Por qué no llamó? ¿Por qué no contestó mis llamadas?

Bien, pensé que los siguientes tres días sería normal que no lo hiciese, los demás solo fueron una tortura hasta hoy.

No está en la puerta como siempre espero, tampoco para la salida, o merienda. Sé que está por ahí, porque su padre no le dejaría faltar, porque puedo sentir su aroma.

Camino junto a Doyoung a la salida, quién hoy logró quedarse un poco más, porque si bien no hablé todos estos días con Junkyu, si mantuvimos conversaciones largas y por la noches.

Estaba enterado de cada detalle, también lo mal que la estaba pasando; y  con toda la culpa que cargaba.

Le doy un último vistazo a la congregación, tengo la esperanza de que esté ahí, viéndome y esperando por mi.

No lo hace.

Así que Doyoung toma mi muñeca y me arrastra muy lejos de ahí.

—Hoy comeremos helado, ¿Te apetece?

No tengo de otra, y su compañía es la única que disfruto ahora. Me lamento toda la tarde junto a su presencia, y por suerte me comprende.