Bebé a bordo.

Capítulo 1

Noche de copas.

><><><

Tony reía histérico ante la atenta mirada de su amiga.

—Tony... —La alfa miró la prueba de embarazo que Tony habia prácticamente lanzado a la mesa—, necesitas calmarte.

—Estoy calmado, muy calmado, es más, estoy mejor que nunca. —El omega de castaños ojos sonrió exageradamente—. ¿Lo ves?

Pepper suspiro. Sabía que Tony estaba apunto de entrar en pánico. Su olor lo delataba.

Tony apestaba a miedo e inseguridad.

—Tony, respira. —La mujer se levantó de su asiento, tomó al castaño de los hombros y lo sentó donde anteriormente ella estaba—. Necesito que me digas... ¿Quién es el padre?

Anthony lo miró serio, fijamente, pero realmente no la estaba enfocando, más bien, su cabeza lo estaba llevando a los últimos destellos de recuerdos que tenía.

Y entonces fue donde la verdad se estrelló en su confundido cerebro.

—Tiene que ser una broma. —Susurró apartando la mirada de su mejor amiga.

—¿Tony?

Ahora comenzaba a recordar.

🔹🔹🔹

[Tres semana atrás]

Entró a un bar cualquiera. Tony no era quisquilloso en cuanto a lugares que vendieran alcohol.

Le daba lo mismo.

Camino entre toda esa feromona alfa y se sentó en la barra. Después de que el barman lo atendió, fue cuando Tony se tomo el tiempo de recorrer el lugar.

Sus ojos escaneaban cada esquina del lugar. Era sencillo pero bastante alegre. La música se mantenía en una tonada suave, permitiendo que los clientes conversaran entre ellos sin la necesidad de estar gritando, también había un chico muy amable que atendía las mesas y limpiaba las vacías, creando un ambiente limpio y agradable. El lugar estaba en perfectas condiciones, pero si lo miraba bien, se notaba que llevaba años en servicio.

El omega asintió satisfecho, al final, seguía escogiendo bien los lugares donde decidía emborracharse.

—Aquí tiene, señor. —El servicial barman dejó su trago en la barra.

—Gracias. —Anthony le sonrió con esa coquetería natural.

Siguió observando el lugar. Observó a cada alfa en el lugar. No quería terminar esa noche solo.

Cuando estaba por darse por vencido, sus labios dibujaron una sonrisa. Al otro lado de la barra encontró algo verdaderamente interesante.

No era un interés romántico, más bien, era un divertido descubrimiento.

—Hey. —Tony llamó la atención del barman—. Llevele una copa a ese hombre de mi parte, por favor.

El barman aceptó.

Tony espero paciente con una sonrisa traviesa. Nunca perdería la oportunidad para jugar y molestar al hombre que ahora lo miraba con irritación.

Contó mentalmente hasta tres. Justo en el último número, sintió su aroma golpear su nariz.

—Muy gracioso, Stark. —Un alfa rubio y de molesta mirada azul se sentó a su lado. Tal vez por caballerosidad o sólo por inercia—. Pero aunque no lo creas, puedo pagar mis tragos.

—Claro que lo sé. —Tony miro con una sonrisa burda a su capitán—. Pero nunca pierdo la oportunidad para restregar la riqueza que me rodea.

Steve rodó los ojos. Miro el trago en su mano, y dudando, vacío el alcohol en su boca.

—Bien, entonces gracias. —Dijo seco.

Tony tomó su trago por pequeño piquitos. Sonrió en medio de su acción. Steve no se había ido y eso era una buena señal.

—¿Y que hace el héroe de América en un pequeño bar? —Anthony alzó una ceja curioso—. Jamás te imagine en este tipo de ambiente.

—Eso debería decirlo yo. —Steve le hizo una señal al barman. Este inmediatamente le lleno la copa—. Jamás te hubiera imaginado en un ambiente así.

Tony se encogio de hombros.

—Siempre es bueno algo de calma.

En silencio, ambos siguieron tomando. Tony comenzaba a sentirse algo mareado.

—¿Tan mala fue la cita? —Preguntó Stark iniciando de nuevo la plática.

Steve desvío la mirada.

—¿Cómo sabes que lo fue?

—Rogers, tú no te embriagas, pero cada vez que sientes que el mundo está en tu contra vienes y tomas como si pudieras. —Argumento Tony.

El rubio no negó las palabras de Tony.

Lo cierto era, que su cita había sido horrible. Natasha se había encargado de citar a una beta con la que se supone tendría la mejor de todas las noches. Su amiga no imagino que tipo de mujer le solicito.

Habían comido, habían charlado, aunque fue incómodo que la mujer no despegará la mirada de su celular. Después habían ido a una función de teatro, esa a la que Steve tenía muchas ganas de ir, pero la mujer no dejó de quejarse de lo mal que le quedaba el vestuario a la protagonista. Y finalmente, cuando Steve pensó que las cosas funcionarían, la mujer le saltó de la nada.

Steve terminó molesto y prácticamente dejó a la señorita en medio de la calle.

Fue incómodo y terrible.

—Tal vez estoy demasiado viejo para tener ese tipo de citas. —Susurró Rogers.

Tony rio en su lugar al escucharlo. Era gracioso cuando Steve lo decía porque era cierto, pero su apariencia de un treintañero lo hacía ver como un mal chiste.

—Morirás virgen. —Comentó Tony al mismo tiempo que vaciaba su copa de un sólo trago.

—¿Crees que soy virgen? —Steve lo miro con irritación.

—¡Claro! —Tony sentía que el piso se movia—. Estoy seguro de que eres un viejo virgen.

Rogers tomó de sopetón el trago de tequila.

—¿Y sabes qué? —Anthony pidió más tequila—, yo dejaría que jugaras con mi trasero para que al menos experimentarás que es el sexo. Así de generoso soy.

Steve lo miro tomar un trago tras otro. Ninguno dijo nada después de eso.

🔹🔹🔹

Tony sonrio cuando su espalda chocó con la fría pared.

Llevó sus manos a la rubia cabellera y la jalo hacia él, chocando ahora sus labios con los ajenos. Mordió, lamio y succiono los belfos.

Eran exquisitos.

—Tony, no es buena idea. —Escuchó entre respiraciones alteradas.

—Es una fantástica idea. —Tony se abrazo al gran cuerpo que lo cubría—. No pienses, Rogers.

Su mano paro en la entrepierna del alfa. Estaba erecto.

—No es ético. —Susurró Steve apartando la mano del genio.

—Será una noche. —Tony no lo dejó ir, lo tomó de la muñeca y comenzó a besar la mano grande y fuerte del soldado—. Nada entre nosotros cambiará. —Al ver la inseguridad de Steve, lamio los dedos en un gesto goloso y caliente—. Quiero que me folle, capitán.

Steve perdió la racionalidad después de esas palabras.