Capítulo 16

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Bebé.

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El bebé que antes parecía ser sólo una masita rosa, ahora mantenía un rostro más definido. Tony sabía que su cachorro sería precioso, todo un galán en su niñes, juventud, adultes y vejez.

Todo lo relacionado con James era de vital importancia. Natasha amaba cargarlo, Clint le encantaba hacerle muecas, Thor no dejaba de velar por el cuidado del niño y Bruce se encargaba de administrarle la leche a una temperatura ideal.

No había grandes inconvenientes en el día. El verdadero problema era en las noches. James era un niño sumamente tranquilo, pero cuando tenía hambre, no había poder humano que lo callara. Y precisamente, parecía ser presa de una hambre descumunal a altas horas de la noche.

Steve, como todo buen papá, se levantaba para prepararle la fórmula y dormirlo entre movimientos suaves y amorosos. Tony muy pocas veces se encargo de eso.

Cuando pasó el tiempo recomendado, Tony quiso volver a la acción. Steve y Tony hablaron con seriedad y llegaron a una estupenda solución.

Una vez iría Steve, la siguiente sería Tony.

Ninguno de los dos descuidaba a Donita y le partían el trasero a los malos. Magnífico acuerdo.

O eso creyó Tony hasta que fue su turno de cuidar de James.

—Tiene que dormirse a las 9. —Steve los miraba a ambos con ojos grandes. Si fuera un perro, seguramente tendría las orejas abajo—. Si duerme antes, no dormirá en la noche.

—Lo sé, Steve. —Tony se encogió de hombros y sonrio—. También soy su papá, ¿recuerdas?

Steve suspiro y asintió con una sonrisa. Tenía razón.

—Trataré de llegar antes. —El Alfa beso la frente de ambos—. Los voy a extrañar.

Anthony pidió un beso en los labios al soldado. Este, risueño, se lo concedió.

—Cuidate.

🔹🔹🔹

Tony observaba a su bebé. Suspiro enamorado de sus grandes ojos azules. No había pelo que no se le pareciera a Steve, excepto, tal vez, sus grandes pestañas, la forma de sus ojos, la nariz y la frente. Esas eran idénticas a las suyas.

—Bien... —Tony miro al niño— ¿ahora que hacemos?

🔹🔹🔹

Tony se sentía extraño con tanto silencio en el aire. Normalmente él era de música a todo volumen, bailando de aquí para allá, mientras soldaba sus propulsores.

Ahora, no había música, no había taller, no había nada. Sólo él y su cachorro.

No podía pedirle a Jarvis que pusiera su lista de reproducción sin temor a dañar los oídos de su hijo. Aún era pequeño y no sabía que tanto le podía afectar el volumen de la música.

Tampoco podía ir al taller y dejarlo sólo. Llevarlo consigo no era una opción, era muy peligroso.

—No queda otra. —Anthony tomó al bebé de la cama y se fue a su habitación—. Vamos a esperar a que duermas.

El niño sólo lo miraba con ojos curiosos mientras olisqueaba el aroma de su papá Omega.

🔹🔹🔹

3 horas y James parecía más despierto que nunca. Tony suspiro cansado.

—Eres difícil de roer. —Anthony sonrio orgulloso—. Eso lo sacaste de mí.

Contento, siguió jugando con las manitas de su cachorro, sus piecitos y sus cabellos que cada día tomaban una tonalidad más clara.

Aburrido, decidió que ir a la sala no tendría que ser un problema después de todo. Tomaría sus precauciones, se encargaría de no hacer nada que requiera de toda su atención y en cuanto menos lo pensara, tendría a su hijo durmiendo sin daño alguno.

🔹🔹🔹

Tardo varios minutos en darse cuenta que James lloraba a todo pulmón. Estaba tan inmerso en su mundo que no escucho los primeros gimoteos.

—¡Oh, no, no! —Tony se levantó rápido de su lugar y corrió hacia el bebé enrollado en una manta y puesto en una cuna lo suficiente grande para un recién nacido—. Donita, ¿qué pasa?

Sé sintió un tonto por pensar que su cachorro le respondería.

Miró hacia varios lados; no sabía que hacer para calmar el llanto.

—¿Jarvis?

—"Son varias cosas las que puede exigir un recién nacido, señor." —La I.A parecía disfrutar de ver al genio en pánico—. Hambre, sueño, disgusto...

Anthony rodó los ojos. ¿Cómo se supone que lo sabría?

🔹🔹🔹

Cuando Steve llegó de la misión, encontró al castaño con grandes ojeras, despeinado y con el bebé llorando en brazos.

—¿Tony? —El Alfa rápidamente dejó su escudo en el piso para cargar al bebé de los brazos de Anthony— ¿Por qué...?

—Ya lo arrulle, ya lo cambie, ya le di de comer... —Tony le enseño su pecho. Sus pezones se veían irritados—, y nada funciona.

El rubio miró como él bebé  tenía la nariz y mejillas rojas de tanto llorar.

—No sé qué estoy haciendo mal. —Tony lo miró con desesperación—. Soy un pésimo padre.

Steve negó sonriendo. Con cuidado, jalo de la mano del Omega y lo sentó para después ponerle al bebé en brazos.

—Mecelo con suavidad. —Steve beso el cabello de Tony—. Tienes que calmarte, amor. El bebé puede oler tu desesperación.

Anthony tardo en volver en sus sentidos. Conforme se iba calmando, el llanto de James cesaba.

Su pequeña nariz reconoció el aroma de Tony. Uno dulce, calmo, penetrante. Era de su padre Omega.

—Todo está bien. —Rogers se sento a un lado del Omega, paso sus brazos detrás del genio dejando que fueran un sosten para los de su pareja—. Estoy en casa.

El castaño estaba por caer dormido.

—Bienvenido a casa, beloved.

Steve sonrio con cariño al ver como sus dos grandes amores dormían.

Bebé a bordo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora