Capítulo 5

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Donita.

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—¿Te diviertes haciendo sufrir a tu papá? —Tony miro con una falsa molestia su vientre—. Pensé que estabas de mi lado, traidor.

—Stark, deja de hablarle así a nuestro hijo. —Dijo Steve, acomodando las almohadas.

"Nuestro". Tony odiaba que Rogers no fuera consciente de lo que esa palabra provocaba en él. Suspiro dándose por vencido.

Reprocharle a su donita no serviría de nada.

Rio ante su pensamientos. Lo cierto era, que su hijo era tan o más adicto a las donas que él. Estos días, lo que más quería comer, eran donas, muchas donas. Glaseadas, de chocolate, de azúcar, rellenas, de todo. Tony, como era de esperar, comenzó a llamar a su cachorro "pequeña donita".

—Bien, todo está listo. —Steve señaló las almohadas en medio de la cama—. ¿Ya estas cómodo?

Anthony rodó los ojos. Por supuesto que no estaba cómodo.

—Donita traidora. —Susurro de nuevo.

Tony había entrado al tercer mes. Había sido rápido si se lo preguntaban. Los mareos seguían, las náuseas también, su apetito creció y sus antojos ni se digan, además, se sentía más agotado de lo normal.

Anthony podía soportar todo eso (mucho influía que Steve estuviera atento a sus necesidades. Resultaba que Steve era un grandioso padre), pero conforme avanzaban los días, hubo algo que lo sacó de balance en su mundo perfecto. Últimamente, Tony sentía una extraña ansiedad sino estaba cerca del Alfa.

Podía calmarla con relativa rapidez. Sólo era cuestión de ver al rubio cerca del perímetro, y el malestar disminuía; sin embargo, pronto la ansiedad lo visitaba por las noches.

El médico que llevaba el control de su embarazo, le dijo que la falta de sueño podría ser un problema para su bebé y para él. Habían entrado a uno de los meses más peligros. Tony tenía que cuidarse sino quería sufrir un aborto espontáneo.

—Más te vale no invadir mi lugar. —Amenazó el castaño mientras se cubría con las sabanas.

Steve rodó los ojos.

Tony podía ser orgulloso, desinteresado y terco, pero no perdería a su donita. Y si tenía que dormir con el alfa para que su bebé estuviera bien, lo haría.

Ambos, ya en la cama, miraban el techo como si este tuviera la respuesta a todas sus incógnitas.

Steve, de repente, empezó a reír.

—¿De qué te ríes? —Preguntó mal humorado Tony.

—Jamás me imagine en una cama contigo. —Respondió sincero el soldado.

Anthony sonrió burlon. Habían tenido sexo, pero jamás se imagino durmiendo con él. A veces Steve era muy raro.

—¿Lo llamas donita? —Preguntó Steve dejando que la conversación no muriera.

—Suena bien.—Contestó simplemente Anthony.

— Me gusta. —Steve tenía una sonrisa imborrable.

A Stark le gustaba la sonrisa de Rogers.

—... Realmente te estas preparando para ser un buen padre. —Dijo estaba vez Anthony.

—Quiero serlo. —Steve soltó un suspiro lleno de emoción—. Cuando estaba en el ejército, soñaba con tener una gran familia. Siempre me gustaba imaginar a un pequeño cachorro gritando y corriendo de aquí para allá, llamándome papá.

Tony rio con Steve. No pudo evitar imaginar a una pequeña donita corriendo de un lado a otro llamando papá al soldado.

Dios, ya estaba pensando tonterías.

—... Yo también quiero serlo. —Tony se acarició el vientre con ambas manos—. Al principio, estaba recio a la idea. No me imaginaba como un buen candidato para papá.

Steve miro al castaño, escuchando atentamente lo que decía.

—Estaba asustado, y por primera vez en mi vida, no sabía que hacer. —Recordó Tony—. Pensaba en mil cosas pero al instante se borraban de mi cabeza.

—Puedo entenderlo. —Susurro el rubio.

—Sin embargo, ahora puedo decir que tome la decisión correcta. —El omega dijo firme—. Quiero tener al bebé, quiero ser un buen padre y darle todo lo que yo no tuve.

Amor. Tony quería darle todo el amor que él nunca recibió de sus padre.

Steve miro las manos entrelazadas del omega en el vientre.

—Seremos buenos padre. —Rogers, inconscientemente, puso su mano izquierda en las del genio—. Juntos.

Bebé a bordo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora