Capítulo 15

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Actualidad.

- ¿Qué pasó cuando intentaron ser amigos? – preguntó el médico.

- Funcionó, de hecho – aseguró Shotaro.

- ¿Piensas lo mismo, Sungchan? –

- Éramos los mejores amigos – asintió.

- ¿Y cuál era el problema con ello? –

- Que no lo queríamos – respondió el menor – no queríamos ser sólo amigos. Eso siempre fue obvio –

- ¿Tuvieron problemas por eso? –

- Comenzamos a pelear – dijo el japonés, rodando los ojos – él seguía saliendo con alguien más, pero nos encontrábamos para salir casi todo el tiempo, luego peleábamos por alguna estupidez. Creo que en el fondo ambos nos sentíamos irritados por saber que estábamos haciendo mal –

- ¿Tú engañaste a tu novio? –

- No, nunca lo hice – negó – pero yo no lo amaba. Era como... como si fuera adicto a Shotaro. Como si mi cuerpo lo necesitara –

- Shotaro, ¿te sentías igual? –

- Estaba con él aunque él tuviera novio ¿qué le dice eso? -

- Ya veo – apuntó algo - ¿cuándo decidieron que sería mejor regresar? –

- ¿Cuándo fue, Taro? –

- ¿No fue el día de la tormenta? –

Minho desistió su deseo de llamar a su secretaria para pedirle algún snack.

Era un profesional, después de todo.





Antes.

- Deja de quejarte – exigió el alto.

- ¿Cómo esperas que lo haga? Esto es tu culpa – dijo sacándose la chamarra empapada.

Llegaron al primer edificio vacío que encontraron para refugiarse de la tormenta que caía sobre la ciudad.

- ¿La lluvia es mi culpa? –

- Es tu culpa que hayamos tenido que salir corriendo de esa cafetería –

- Lo siento, pensé haber visto a un amigo de Renjun –

- ¿Puedes no hablar de él? Haces que me duela la cabeza –

- Lo siento... - bufó – no, no lo siento. Jódete –

El japonés lo miró ofendido.

- ¿Perdón? –

- Renjun es mi novio, acéptalo – se encogió de hombros – si no hubieras sido un novio asqueroso, no estaría con él ahora. Pero lo estoy, te moleste o no –

- Ya te dije que lo siento –

- No, Shotaro. Nunca lo dijiste –

- Pues lo siento ¿sí? – alzó los brazos – yo siento mucho toda la mierda que te hice pasar, todas las veces que te alejé, todas las veces que estuviste a mi lado y traté como basura. De verdad, Sungchan. Lo siento –

El menor asintió en silencio.

- Ya me voy – susurró el japonés.

- Espera – pidió jalándolo del brazo – tu cabello sigue húmedo –

- No importa – negó – sigue lloviendo –

- Puedes enfermarte – dijo ignorándolo.

Levantó sus temblorosas manos comenzando a sacudir la cabellera del más bajo.

Se veía notablemente nervioso.

- Y... -

- ¿Vas a besarme? – interrumpió el mayor.

Sungchan encontró su rostro.

- ¿Qué? –

- Bésame si quieres hacerlo – cerró sus ojos.

Por favor, por favor. Sé que quieres.

Esperó pacientemente, pero nada sucedió.

Nada.

Nada.

Suspiró pesado y, rehusándose a mirarlo nuevamente, giró su cuerpo para comenzar a caminar.

Entonces sintió como el otro tomó su cintura para hacerlo volver y lo besó con intenso deseo.

El japonés gimió complacido y se colgó de su cuello para atraerlo hacia él, a la vez que se apoyaba en la pared junto a ellos.

Sungchan lo apretó contra sí y tomó todo lo que pudo de su esencia.

Por largos minutos, no hubo más que labios húmedos, mordiscos, jadeos y gemidos por parte del par.

El menor se separó respirando pesadamente y lo miró a los ojos.

Esos brillantes y hermosos ojos.

- Deja a tu novio – susurró – deja a tu novio y vuelve conmigo – pidió bajando sus labios hacia su cuello, comenzando a succionar con fuerza.

El alto apoyó sus manos en la pared y negó.

Él no debía.

No debía volver a caer. Shotaro no era bueno para él, ni con él.

- Sí – gruñó – haré lo que quieras –

El más bajo subió nuevamente para besar la línea de su barbilla y después sus labios.

- Vamos a tu casa – susurró – quiero que me lo hagas –

El otro asintió y se dejó arrastrar por él para adentrarse a la lluvia en camino a su hogar.

Se sentía sedado.





Shotaro prácticamente ronroneaba sobre su pecho.

Acariciaba su piel con delicadeza manteniendo una sonrisa satisfecha en su rostro.

- Eres increíble – besó su torso

- Debo llamar a Renjun –

- Acabas de arruinarlo – bromeó, apoyando su barbilla sobre su hombro y besó su mejilla – siento que tengas que hacer esto –

- Él entenderá –

- Claro que no –

- Ya sé – suspiró – pero no puedo engañarlo. Ni a mí –

- No puedes – concordó

Sungchan lo abrazó con fuerza

- Por favor dime que me amas –

- Te amo más de lo que pensaba posible – susurró contra sus labios - ¿tú me amas? –

- Tanto – asintió – nunca he estado más seguro de algo –

El japonés tomó una respiración pesada y asintió

- No podría soportar ser él en este momento –

- ¿Quieres que me quede con él? –

- Ni jugando – hizo un puchero - ¿Chan? –

- ¿Qué sucede? –

- Ustedes... - bajó la mirada - ¿ustedes lo hicieron? –

El azabache rió divertido

- No –

- ¿En serio? –

- Fuiste el último –

Shotaro sonrió triunfal

- También tú –

- Bien – comenzó a peinar su cabello – que sea así por más tiempo –

- Claro – dijo volviendo a su posición.

Esperaba que "por siempre" estuviera en la cabeza de ambos.


¿Cómo que nunca lo engañaste? Sí lo engañaste, perro >:(

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