Capítulo 05

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Actualidad.

- ¿Puedes identificar cuándo empezó el problema? – interrogó el profesional.

Ambos se miraron el uno al otro.

- Yo no – admitió Sungchan – llevábamos poco tiempo saliendo cuando comenzamos a pelear como, todo el tiempo –

- Yo sí – se lamentó el mayor – fue cuando comencé a tratar mal a Sungchan –

- No me tratabas mal –

- Lo hacía – insistió – pero tal vez no te diste cuenta porque no era tan... ¿obvio? –

- ¿A qué te refieres? – preguntó Minho.

- Aquella vez, por ejemplo – recordó – cuando llegué una hora después de la acordada y no te respondía, la verdad es que no planeaba aparecer –

Sungchan lo miró descolocado.

- ¿Qué? –

- No quería ir contigo – confesó – pero tampoco quería decírtelo porque entonces tendría que explicar algo que ni siquiera yo sabía. Entonces fui y... -

- Me gritaste – susurró.

- Te grité –





Antes

Sungchan miró su reloj, preocupado.

Habían acordado encontrarse fuera del estadio a las 7.

Habían pasado 52 minutos y Shotaro aún no llegaba, llamaba o enviaba nada.

Se apoyó en la pared, sintiéndose decepcionado, cuando pudo distinguir a su novio corriendo hacia él.

Le sonrió brillante y caminó el espacio restante en su encuentro.

- Hola, bebé –

- Lo siento – pidió jadeando – no quise... -

- Está bien – se encogió de hombros – de todos modos no quería ver el partido – dijo en un intento de que el otro se sintiera mejor.

En su lugar, el japonés irguió su postura y lo miró molesto.

- ¿Entonces por qué mierda me molesté en aparecer? –

El menor lo miró estupefacto.

- ¿Perdón? –

- Me escuchaste – reclamó – me apresuré a venir para que de todos modos no quisieras entrar a ver el estúpido juego –

- Llegaste una hora tarde –

- ¡Pero llegué! – manoteó al aire – llegué a la estúpida cita. Es lo que debería importarte –

Sungchan abrió la boca pero no pudo decir nada.

Asintió, notándose profundamente herido, y caminó alejándose de su novio.

Shotaro le siguió molesto.

- Te estoy hablando –

- Ya te escuché – murmuró desanimado.

- Sungchan – llamó cansado – lo siento –

El mencionado detuvo sus pasos.

- Lo digo en serio – continuó – no quise que te sintieras mal, sólo... -

- Está bien – se giró a verle – ya está bien –

- ¿Seguro? –

- Sí – lo atrajo en un abrazo – no fue tu intención –

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