Capítulo 19

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- ¿Estás listo? –

- No – admitió – tengo miedo –

- ¿De qué, mi amor? –

- De que todos piensen que estás jugando conmigo –

Jeno tomó su mano y la besó.

- Yo me encargaré de que todos te respeten –

Eso hizo al menor sonreír enternecido.

- ¿Estarás junto a mí? –

- Yo no voy a soltarte – prometió, abriendo la puerta del auto.

Todo el mundo vio cuando se dirigió a la puerta del copiloto para dejar salir a alguien más. Todo el mundo vio cómo extendió su mano para ayudarle, al igual que todos vieron cuando lo tomó de la cintura para caminar junto a él y besó su mejilla.

Pocos tuvieron la dicha de observar demasiado sin recibir una mirada amenazante por parte del mayor.

- ¿Todo bien? – preguntó Sungchan a su novio, quien tampoco se perdía del espectáculo.

- No. Mi hermano está saliendo con un matón -

- Yo también era un "matón", según ustedes –

- Pero uno muy lindo – bromeó – supongo que tienes razón. Además, si alguien llega a hablar de él, Jeno lo cuidará ¿no? –

- Patearía el trasero de cualquiera que le falte al respeto a tu hermano. Incluyéndote – se encogió de hombros – entonces yo tendría que patear su trasero y tendremos un problema feo – rió.

- ¿Tú me cuidarás? – se colgó de su cuello - ¿y quién te cuidará a ti? –

- Mi hermoso bebé – besó sus labios.

Shotaro maldijo cuando el timbre de su teléfono interrumpió su momento.

- No contestes – pidió su novio con un puchero.

- Mi padre dijo que llamaría, debo... -

Se congeló.

Pensó que pasaría desapercibido, pero el menor lo notó.

- Taro, ¿por qué estás temblando? –

El mencionado lo miró aturdido.

- Es el número que estaba intentando llamar el otro día – murmuró.

- ¿La chica? – preguntó, recordando lo que el japonés le había confesado hacía un par de días.

- Sí – su respiración tembló - ¿debería...? –

- Eso o no te quitarás las dudas de encima –

El mayor asintió y deslizó su dedo por la pantalla.

- ¿H-hola? –





La cafetería estaba casi vacía a esa hora de la tarde.

La luz que se colaba a través de las persianas, la música suave sonando por lo bajo, y los murmullos de los pocos comensales que se encontraban ahí daban un ambiente cálido al lugar.

Sintió su corazón detenerse cuando pudo reconocer a la mujer con la que había estado hablando hacía un par de horas entrando por la puerta.

Era bonita, vestía con clase, y no parecía más que algún par de años mayor que él.

Incluso podría ser su hermana.

Ella lo miró y sonrió en grande, sus ojos brillando más con cada paso que daba.

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