Los últimos días en nuestras vacaciones pude “disfrutarlos”. No estaba tan tranquila con esa pelea, pero no quería estresarme más de lo que me había estresado ya.
Jugamos billar, tomamos el sol juntos y hasta jugué fútbol con Mateo, lo cual para mí fue suficiente.
Con Leo todo estuvo bien, Mateo se disculpó con él y bueno, hablábamos de vez en cuando pero obviamente nada más allá de eso.
Ahora que estábamos de vuelta en Milán yo sabía que debía regresarme a mi casa en Venecia.
Sin embargo estaba pensando en tres cosas. Primero, que necesitaba buscar una nueva agencia y tendría que regresarme a mi casa en Venecia. Segundo, que antes quería ir a Argentina a ver a mi hermana Liz y bueno, a mi mamá. Tercero, que antes de todo esto necesitaba hacer algo y era pedirle a Mateo que fuera mi novio.
Estoy segura de que lo amo, de que lo quiero a mi lado y de que me hace bien. No debía posponerlo más, no quería más inseguridades, quería que todos supieran que teníamos algo, que a Georgina le quedara claro; y a parte, yo tenía que ser quien se lo pidiera esta vez.
Así que tenía un plan para hoy, pero ahora, porque estaba con Mateo acostada, abrazada a él y él a mí, como una pequeña garrapata.
—Amor.
Miré a Mateo cuando oí que me llamó
—Llamemos a tu hermanita. —Dijo él antes de hundir su carita en mi cuello para dejar un par de besos ahí que me hicieron sonreír.
Llevé mis manos a su cabello y lo acaricié antes de asentir.
—Pero ponete la camisa. —Le dije y él asintió.
Mientras él se levantó para ponerse la camisa yo llamé a mi mamá y enseguida respondió.
—Hola, Olivia. —Habló mi mamá del otro lado. —Estoy cocinando.
Era obvio, estaba en la cocina. Podía ver a penas un poco de la casa atrás y se veía diferente.
No me sorprendería que la hayan remodelado.
—¿Todo bien? —Pregunté.
—Sí, excelente. Liz está en el baño pero ya viene. —Dijo ella, sabía que la llamaba por mi hermana.
—Dale. —Dije y miré a Mateo que se estaba peinando.
Sonreí mirándolo.
Solo había hablado una vez con mi hermanita y ella se había sorprendido por su cabello, ya que tenía sus rulos super despeinados.
—Hola.
Cuando oí la voz de Liz volví mi vista al celular y la vi ahí. Mi sonrisa se amplió.
—Hola bebé. —Dije contenta. —¿Como va todo?
—Bien. Mamá hace milanesa. —Dijo con una sonrisa grande.
—Que bueno. —Dije.
—¿A vos te gustan? —Preguntó.
—Un poco. Va, sí. —Dije solo para que ella sonriera.
No es que no me gustara, es que no la como por mis dietas.
—¿Cuando vienes a comer conmigo? —Preguntó ella.
—Mmm, después te digo. —Le sonreí.
No le iba a decir frente a Mateo, porque aún no lo había hablado con él.
Sería bueno que fuéramos juntos.
—¡Hola! —Gritó Mateo cuando se tiró a mi lado en la cama.
Me quejé rápidamente porque no tenía por qué saltar en la cama.
—Ah.. —Mi hermana acercó su rostro a la cámara haciéndonos reír. —Te peinaste.
Yo carcajeé más fuerte mientras Mateo se tapaba la cara antes de de volver a mirar.
—Sí, ¿me veo fachero? —Dijo Mateo pasando sus manos por su cabello.
—Sí, un poquito. —Dijo ella y Mateo suspiró antes de sonreír.
—Vos te ves muy bonita. —Dijo él y ella sonrió.
—Me parezco a Olivia. —Dijo contenta.
Sonreí, era rubia como yo, solo que un tono más oscuro, sus ojos eran azules como los de mamá y los míos; su nariz se parecía más a la de Adrián y tenía un lunar en el mentón que me lo recordaba a él.
—Pero tu hermana es más bonita. —Dijo él y yo lo empujé.
Él me sonrió y me abrazó.
—¿Vo' queré' a mi hermana? —Preguntó Liz.
—Es mía. —Dijo.
Ella frunció el ceño y negó.
—Ella es de la mamá y mía. —Dijo.
Rodé los ojos cuando comenzaron a pelear y terminé retando a Mateo porque solo le gustaba hacerla enojar.
—Luego te presento un amigo para que sea tu novio. —Dijo Mateo, sabía que se refería a Santi.
—Na. —Hizo una mueca de asco. —E'toy chiquita.
Así seguimos hablando un rato con ella, a veces peleaban los dos pero sentía que realmente a Liz le agradaba, y bueno, obvio que a Mateo también.
Con Mateo comimos juntos una pequeña merienda, eran las cinco de la tarde y yo tenía que ir a la cita que había organizado.
Mateo no parecía quererse ir y yo tenía que irme ya sí o sí.
—Tengo que salir. —Caminé al cuarto.
Estaba vestida de cualquier forma y bueno, si iba a salir debía vestirme bien. Por suerte ya había elegido la ropa así que problema no tenía.
—¿Adónde? —Oí a Mateo detrás de mí mientras me vestía.
—A.. —No sabía que decir.
Me hice la distraída y seguí vistiéndome.
—¿Tenés que ir? —Preguntó Mateo abrazándome por atrás cuando ya estuve lista.
—Sí. —Sonreí mientras salía de sus brazos para agarrar un bolso que combinara con mi ropa.
—¿Por qué? —Preguntó.
—Porque es importante. —Dije guardando el celu y las llaves.
—Me hubieras dicho antes, quedo re al pedo. —Dijo él.
—Regreso más tarde. —Dije. —Y saludame a Santi.
—¿Qué vas a hacer? —Preguntó.
—Yo no te pregunto eso cuando salís, Mateo. —Le dije y él frunció el ceño.
—¿Y? No lo pregunto a mal, aunque que no me digás nada me hace pensar cosas. —Dijo él.
—Solo a hacer cosas importantes Mateo, no tenés que pensar nada malo. —Dije y él alzó los hombros antes de asentir.
Estaba serio, sabía que se hacía el que entendía pero estaba enojado.
—Nos vemos. —Besó mis labios y caminó a la puerta.
Yo terminé de organizar todo para poder salir.
Tomé el celular para rectificar que el hombre ya me estuviera esperando.
Cuando salí del penthouse vi a Mateo sentado en el pasillo con Santi.
—Que te vaya bien. —Dijo Mateo desde ahí.
Era un caprichoso.
—Te amo. —Le dije.
Su semblante cambió enseguida que apreció una sonrisa en su rostro.
Holaa. Super desaparecida pero a veces me desmotivo, perdón.
Como disculpa traigo un cap de 1000 palabras. Las amo bebés hermosas❤️
¿Qué se viene? Muchas cosas. 😉