Había una vez... [Tendo x Tu]

14. Maldito partido

Mi primer instinto fue soltar la pelota y correr de la enorme avalancha que amenazaba con venirse sobre mi.

Mi lógica mando comandos a todo mi cuerpo para que mis brazos comenzaran a botar la pelota y mis piernas empezar a moverse en busca de alguien libre a quien pasarle el balón.

A primera  vista todos mis compañeros de equipo parecían bloqueados.

Que fastidio.

—¡Ánimo (apodo)! ¡tu puedes!— las voces de Kat y Ether llegaron a mis oídos, procanco un fruncimiento en mi entrecejo.

Logre esquivar a la chica que venía tras el balón con un giro, logrando así, quedar frente a las chicas con la cuales había compartido gran parte de mi vida universitaria. Al parecer habían leído la expresión de mi confuso rostro, por lo que decidieron sonreírme más y alzaron los puños en alto en señal de apoyo. Totalmente extraño.

Sin embargo, Semi fue más rápido en arrebatar el balón de mis manos.

—¡No bajes la guarda, little monster!— gritó cuando empezó a correr a nuestra canasta.

Nadie tenía permitido cansarse o lesionarse, no teníamos suplentes que nos pudieran cubrir pra darnos un respiro. Una cancha de diez metros de largo, sería agotador correrla por veinte minutos. Un tirón en mi tobillo me hizo hacer una mueca de incomodidad pero decidí ignorarla y lanzarme tras los pasos de Semi que cada vez se veía más cerca de nuestra canasta.

Mika rodeó a Wakatoshi para interponerse entre Semi, logrando que se desviara interceptado por Mary quien no dudo en arrebatarle la pelota y lanzarla por lo bajo. Atrapada en medio vuelo, emprendí carrera para el lado contrario de la cancha, mi respiración se hacía cada vez más pesada y mi pecho comenzaba a subir y bajar de manera irregular. ¿Cuanto tiempo llevábamos, cinco minutos? No lo sabía, quería un respiro y tal ve, solo tal vez anotar una canasta para que el puntaje no se viera tan desigual para nosotros.

Y entonces, mis plegarias fueron escuchadas. El silbato de medio tiempo sonó.

Mis rodillas flaquearon y sin pensarlo me dejé caer justo donde me contrataba, tenía mis extremidades extendidas, como si fuera una estrella, sintiendo como el frío del suelo se filtraba sobre mi piel, mientras luchaba por regular mi respiración. La sensación de las gotas de sudor bajando por mi cuerpo era totalmente desagradable, había un hecho en todo esto. Odiaba correr.

Mantenía mis ojos cerrados, suplicando que el partido se cancelara o que la diferencia de puntos fuera tan grande que tuvieran que suspender el partido, algo que implicara no correr, pero mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando algo calló sobre mi cara, un pañuelo.

—¿Que tal esa carrera?— preguntó Kat, extendiendo su mano para ayudar a sentarme.

—Agotador, supongo— me encogi de hombros.

No pude evitar mirar con desconfianza a Kat y Ethel quien también estaba a mi lado con una expresión divertida en el rostro.

—¡Hey ______!— gritó Ana con una sonrisa, e inconsistentemente imite su gesto, pero más cansado. —Creimos qie tendrías sed, así que te compramos una bebida para hidratarte— dijo cuánto estuvo a mi lado, tendiendome una botella con un líquido azul.

Ahí caí en cuenta, cuán sedienta estaba.

Un "gracias eres la mejor" escapó de mis labios con rapidez mientras tomaba casi con desesperación la botella y vertía el líquido en mi garganta sientiendo como la frescura se abría paso por mi garganta creando una sensación de placer. Nat observaba divertida la escena, extendiendo su mano para ayudarme a ponerme de pie. Kat y Ethel imitaron aquel gesto.